La soberanía no solo es una cuestión de simbolismo o retórica, sino una apuesta por el desarrollo a largo plazo, teniendo en cuenta los recursos involucrados y el rol que tiene la energía para impulsar el crecimiento económico.
Sean cuales fueren las opciones y los escenarios posibles, cualquiera de ellos tiene el potencial de cambiar el rumbo de nuestro país, hoy ubicado en los peores lugares de cualquier índice de desarrollo. La renegociación permitirá contar con mayores recursos para el desarrollo. Paraguay debe superar su patrón de crecimiento altamente volátil, dependiente de factores climáticos y de la demanda externa y con bajo nivel de valor agregado, productividad e impacto en el empleo.
El mayor acceso a energía y a menores tarifas es un determinante fundamental de los costos y del nivel de consumo tanto en el sector empresarial como en los hogares. En ambos casos, la posibilidad de mejorar las condiciones de producción y la calidad de vida depende de que las empresas y las viviendas accedan a energía eléctrica de calidad, sin cortes y con tarifas accesibles.
Una buena negociación debe repercutir en todos estos resultados positivos. Para eso, el equipo debe ser íntegro, transparente y con capacidades técnicas, y la propuesta paraguaya debe sustentarse en evidencia empírica rigurosa y estudios serios. El país cuenta con todos estos recursos, por lo que no hay excusas para que el Paraguay recupere la soberanía perdida en el tratado anterior.
Frente a la opacidad con que el Gobierno está manejando la propuesta paraguaya, desde diversos sectores políticos y académicos surgieron iniciativas de debate, todas ellas basadas en evidencia empírica y criterios técnicos, lo cual le está dando a la discusión la seriedad y rigurosidad que se merece.
En conjunto, al menos cuatro posicionamientos surgieron de las diferentes posturas, las que deben ser analizadas no solo por el equipo negociador, sino también por la ciudadanía. Estas propuestas no deben ser vistas como excluyentes. En un proceso de negociación se deben contar con diferentes escenarios y demandas, con el propósito de garantizar que al final del proceso se concluya en aquella en la que todos lograron el mejor resultado.
El esfuerzo actual debe estar en considerar la diversidad de opciones con un equipo técnico amplio y conformado por profesionales, y a partir de allí construir una ruta de posibilidades que permita una negociación ventajosa para nuestro país.
Paraguay tiene la oportunidad de mostrarle al mundo que pudo convertirse en un país con altos niveles de crecimiento económico y bienestar social utilizando energía limpia y contribuyendo con la sostenibilidad ambiental global. El Gobierno debe dar señales claras de su compromiso con la patria, siendo transparente en las gestiones que realice en el proceso de renegociación.