23 ene. 2025

Transmitir valores o dejar hacer

Por Prof. Susana Avolio
En los artículos anteriores hemos abordado algunos puntos críticos de la problemática educativa ante los que se presentan tensiones, distintos enfoques, que en general son difíciles de conciliar.
Hay ciertas palabras que en sí mismas promueven el debate, hoy nos referimos a una de ellas: la “transmisión”. En general se la relaciona con una postura tradicional, conservadora, por lo tanto, en desuso. El debate se podría sintetizar en las preguntas: ¿la escuela debe transmitir conocimientos y valores? ¿El hecho de transmitir no significa coartar la libertad del niño?
Si observamos la realidad de muchas de nuestras familias y escuelas vemos que nos movemos entre dos extremos: por un lado, en torno a una enseñanza basada en la imposición, en una autoridad mal entendida que considera que transmitir es domesticar. Y por el otro lado, en la negación de la transmisión en aras de respetar la libertad. Se deja de transmitir pautas, valores y costumbres. Es decir, “para no ser autoritarios no transmitimos, dejamos que cada uno se fije su propia ley”. Como en otros casos la respuesta no es simple, se la puede abordar desde distintas perspectivas. Desde un punto de vista social tenemos el deber ineludible de transmitir, y la escuela es la institución creada para ello. El niño necesita que los adultos lo introduzcan en su mundo, para aprender a vivir con sus semejantes; lengua, costumbres y valores. Así como un bebé no puede elegir si toma la mamadera o deja de tomarla, no puede elegir si va a ser educado o no. El adulto, a través de la familia y la escuela, tiene la obligación de educarlo, hacer que el niño sea parte de la historia.
Desde el punto de vista individual, la otra cara de la respuesta es que si bien la transmisión es ineludible, no implica domesticación, adoctrinamiento; es necesario transmitir y al mismo tiempo respetar la libertad del sujeto que aprende. Educar es hacer que “cada uno se haga a sí mismo” decía Pestalozzi.
La respuesta a nuestra pregunta sería transmitir respetando la libertad, podemos y debemos transmitir, pero esto no implica imponer por la fuerza o por el autoritarismo, porque así dejaría de ser educación. La familia y la escuela constituyen el espacio en el que se transmiten las costumbres, la lengua, los valores, pero esto no debe hacerse por la fuerza, sino en un ambiente en el que haya posibilidad de reflexionar, aceptar y discutir distintas posiciones, sólo así podrán los niños y jóvenes construirse como personas adultas insertas en su comunidad.