Hoy meditamos el Evangelio según San Marcos 9,2-10. El papa Francisco a propósito del Evangelio de hoy dijo: “Hoy, el Evangelio nos presenta el evento de la Transfiguración. Es la segunda etapa del camino cuaresmal: la primera, las tentaciones en el desierto, y la segunda: la Transfiguración.
La montaña representa el lugar de la cercanía con Dios y del encuentro íntimo con Él; el lugar de la oración, donde estar ante la presencia del Señor. Allá arriba en la montaña, Jesús se presenta a los tres discípulos transfigurado, luminoso; y luego aparecen Moisés y Elías, conversando con Él.
Su rostro es tan resplandeciente y sus vestiduras tan blancas, que Pedro queda deslumbrado hasta querer quedarse allí, casi como para detener ese momento.
Pero enseguida resuena desde lo alto la voz del Padre que proclama a Jesús como su Hijo muy querido, diciendo: “Escúchenlo”. Es muy importante esta invitación del Padre. Nosotros, los discípulos de Jesús, estamos llamados a ser personas que escuchan su voz y se toman en serio sus palabras.
Para escuchar a Jesús, tenemos que seguirlo... Jesús no tenía una cátedra o un púlpito fijo, sino que era un maestro itinerante, que proponía sus enseñanzas a lo largo de las calles, recorriendo distancias no siempre previsibles y, a veces, algo incómodas.
De este episodio de la Transfiguración, quisiera señalar dos elementos significativos, que sintetizo en dos palabras: subida y bajada.
Subida: Tenemos necesidad de apartarnos en un espacio de silencio (de subir a la montaña) para reencontrarnos con nosotros mismos y percibir mejor la voz del Señor.
Bajada: ¡Pero no podemos quedarnos ahí! El encuentro con Dios en la oración nos impulsa nuevamente a bajar de la montaña y a volver hacia abajo, a la llanura, donde nos encontramos con muchos hermanos abrumados por fatigas, injusticias, pobreza material y espiritual…”.
(Frases extractadas de https://www.pildorasdefe.net/liturgia/Evangelio-Marcos-9-2-10-II-domingo-cuaresma-transfiguracion-jesus).