Este año, el tradicional arbolito navideño educativo del Hospital del Trauma de Asunción cambió de temática.
El año pasado había llamado la atención acerca de la gran cantidad de accidentes en motocicletas, causados por la imprudencia, con un expresivo lema: "¡Usá casco, carajo!”. Ahora, sin embargo, sus directivos decidieron usar un lenguaje similar para llamar la atención sobre los casos de violencia contra la mujer y especialmente contra el alto número de feminicidios registrados durante el 2017.
Esta vez, el artístico arbolito ubicado en el enorme panel de la fachada del hospital incluye la silueta de una mujer de rodillas y un hombre amenazándola con un garrote, junto con la leyenda: "¡Basta, carajo!”.
El 27 de diciembre se cumplió un año de la promulgación de la Ley Nº 5777, de Protección Integral a las Mujeres Contra Toda Forma de Violencia, que tipifica y castiga más concretamente el delito de feminicidio con penas de 10 a 30 años de cárcel. Se esperaba que este instrumento jurídico ayude a reducir los casos de feminicidio; sin embargo, según las estadísticas, estos han ido aumentando considerablemente.
El observatorio Observa Violencia, del Centro de Documentación y Estudios (CDE) y la Articulación Feminista del Mercosur (AFM), registró 53 casos de feminicidio ocurridos en el territorio paraguayo y 6 casos de paraguayas asesinadas en el extranjero desde enero hasta el 25 de diciembre del 2017. La lista se construye con los criterios establecidos en el artículo 50 de la Ley 5777 de Protección Integral a las Mujeres Contra Toda Forma de Violencia y otros criterios institucionales: a) considerar casos de mujeres trans, aclarando y visibilizando cuando se trata de ello, y b) Considerar voces de testigos y/o familiares independientemente del criterio o la carátula fiscal.
En detalle, 28 de las 53 mujeres asesinadas tenían menos de 30 años de edad al momento de su crimen. Seis tenían 18 o menos años. Una era estudiante de primaria, 3 estudiantes de secundaria y 2 estudiantes de nivel universitario o terciario. La mayoría de los asesinatos fueron perpetrados por parejas, ex parejas o personas contratadas por ellos, con un total de 36 casos, aunque también figuran hermanastros, suegros, yernos y desconocidos entre los agresores. Sus asesinos utilizaron en la mayoría de los casos armas de fuego, aunque también emplearon los golpes o armas blancas, como puñales.
A un año de haberse promulgado la Ley de Protección Integral a las Mujeres, muy poco se ha avanzado.
Hace falta mayor educación y un compromiso de la ciudadanía en trabajar por un 2018 sin feminicidios.