Los sillones tienen un costo unitario de G. 5.700.000 y cada una de las 100 computadoras tienen precio de G. 15.370.000. La suma trepa a casi G. 3.000 millones.
Supuestamente, cada una de las máquinas ya incluye la licencia de USD 500.
En compañía de los directores de Administración y de Informática, Beto defendió la adquisición y delegó a los funcionarios todo el proceso.
Además, mandó al frente a Contrataciones Públicas en lo que respecta a los cuestionamientos al proveedor de los equipos informáticos.
Es más, se desentendió, y hasta dijo desconocer al ex funcionario del Congreso Gustavo Becker, quien ya se embolsó con varias adjudicaciones en varios entes del Estado.
“Los sillones ya son del año 2003, cuando se inauguró el Congreso. Ya tienen 20 años”, alegó Beto Ovelar.
“Cada cierto tiempo se tiene que reparar. Contrataciones Públicas ya no permite porque es más costoso que uno nuevo. Ameritaba”, insistió.
“Los colegas me dicen ‘mi sillón ya no anda’, pero en público hacen una exposición extraordinaria, que la austeridad, que péa que amóa (esto o aquello), pero en privado te dicen otra cosa”, despotricó.
Refirió que los sillones que ya cumplieron su vida útil serían desechados, de acuerdo con la exigencia de Contrataciones Públicas, aunque no se descarta la posibilidad de donar, pero sería otro proceso.
“El precio de cada sillón es G. 5.700.000. Fue una subasta a la baja. No es que se compra y tiene una durabilidad de 5 o 3 años. No es solo para sesiones parlamentarias, sino audiencias, y el uso es muy intenso”, indicó el director administrativo, Rubén Vázquez.
Equipos obsoletos. “Hay compras parecidas en otras instituciones que están por encima del precio”, indicó Beto Ovelar sobre la adquisición de las computadoras.
Aseguró que el precio de G. 15 millones, por cada equipo, es el más bajo. “Ya cumplió su vida útil”, dijo por las computadoras del Senado.
Remarcó que el técnico sugirió hacer las compras y pidió al mismo que explique “porque yo no entiendo un huevo de tecnología”.
“Se hizo una evaluación de las computadoras y muchas de ellas ya estaban obsoletas y no se podía más aumentar de capacidad, y ya son peligrosas, también, para almacenar las informaciones”, refirió el director general de Informática del Senado, José Ovelar.
“¿Por qué tanta capacidad? Compramos estas computadoras para que duren por lo menos dos periodos. La mayoría tienen más de 10 años y la idea es comprar buenas computadoras y gastar una sola vez”, consideró.
Dijo que se estarían distribuyendo en las comisiones asesoras, oficinas administrativas y senadores, a pesar que varios de ellos habían asegurado que recibieron un equipo nuevo cuando asumieron en julio pasado.
“Son máquinas muy seguras. Tienen licencia de Windows y Office, que es perpetuo. Se paga una sola vez”, comentó el directivo.
“Pueden hacer investigación en otras entidades, que también llamaron a licitación y van a ver incluso que los costos son muy superiores”, insistió el titular del Senado.
Ex funcionario proveedor. “Che ni ndaikuáai funcionario kuépe (yo ni le conozco al ex funcionario). Le habré visto, pero no tengo vinculación ni amistosa, ni siquiera es amigo de mi amigo”, refirió Beto, sobre el proveedor Gustavo Becker.
“El procedimiento quedó a cargo acá de la parte administrativa (...) A través de ustedes supe quién es el ganador. No le conozco. Le habré visto, pero no tengo ningún tipo de relación”, reiteró.