El Ministerio de Salud Pública (MSP) vivió en los últimos cinco años una alta demanda en los servicios con la sobrecarga de pacientes en consultorios. Las construcciones o ampliaciones fueron escasas. La obra más emblemática es el nuevo Hospital Materno Infantil San Pablo que se hizo con apoyo financiero de la Koica.
El requerimiento de terapia intensiva creció con 114 nuevas camas sumando 308, pero no dan abasto. El reclamo es creciente incluso con pedidos de amparos para internación en el sector privado. La habilitación del Centro Nacional de Quemaduras y Cirugías Reconstructivas (Cenquer) en el viejo Clínicas y la ampliación del Hospital de Villa Elisa, son otras obras en este Gobierno.
La administración tropezó insistentemente con el reclamo de las farmacéuticas por la deuda acumulada, que se regularizó a cuentagotas. La carestía de insumos golpeó fuertemente en los últimos meses a la salud pública.
El país se convirtió en el primer país de América libre de malaria, certificado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), pero no logró frenar la propagación de las arbovirosis, como el dengue, zika y chikungunya.
También tiene la certificación del corte de transmisión de chagas y la declaración de país libre de sarampión y rubeola. Otro de los hechos resaltantes son la adquisición de los corazones artificiales y la modernización del laboratorio central.
En la actual gestión, se ingresaron cuatro nuevas vacunas al esquema nacional sumando 22 dosis para prevenir enfermedades. Se fortaleció la flota de ambulancias con 200 nuevos móviles y se logró exportar plasma sanguíneo a Córdoba, Argentina, para su retorno en medicamentos hemoderivados.
CRÍTICAS. “La gestión en salud pública es de aplazo en cuestiones fundamentales desde una mayor inversión. Sobre la prioridad de salud como un derecho fundamental estamos aplazados porque no solamente no se priorizaron los recursos”, sostiene el doctor Lilio Irala, del Sindicato Nacional de Médicos (Sinamed). “La deuda con los proveedores farmacéuticos revela que no se priorizaron los recursos”, destacó el doctor Irala.
La escasa inversión de salud pública para la construcción de hospitales o refacciones, es otra de las realidades de la situación en el país, criticó. “Lo que se construyó es mediante donación. Seguimos siendo mendigos a la hora de construir. Estamos esperando donaciones para invertir en algo esencial para la ciudadanía”.
Los retrocesos estuvieron a la orden del día en cuanto a acuerdos con el personal de salud, según Lilio. El veto para los parámetros jubilatorios representa un retroceso enorme, pese a los logros a nivel parlamentario, dijo. “El escalafonamiento fue postergado”.