Reuters
Spin Boldak
Un video talibán de un niño de 12 años decapitando a un hombre acusado de espionaje causó enojo entre a muchos afganos y provocó gestos de condena entre líderes tribales y religiosos.
El video, difundido esta semana, muestra al niño vestido con una chaqueta de camuflaje y un pañuelo blanco en la cabeza, usando un cuchillo para decapitar a un hombre con los ojos vendados, acusado de ser espía de las fuerzas extranjeras.
En las imágenes también se muestra a otros hombres gritando: "¡Allahu Akbar!” (Dios es grande).
“Está muy mal que los talibanes usen a un niño pequeño para decapitar a un hombre”, dijo ayer el profesor de religión mulá Attullah.
“Pido a los talibanes que por favor detengan esto porque los que no son musulmanes pensarán que el Islam es una religión cruel y terrorista”, agregó. “Los talibanes no siguen las leyes del Islam. Toman consejos de extranjeros”.
Frecuentemente los talibanes decapitan a supuestos espías y a menudo difunden las imágenes en video.
CONTRA EL ISLÁM. Un líder tribal del sur, corazón de los talibanes, dijo que la decapitación era anti islámica.
“Los talibanes están haciendo cosas muy terribles, y la decapitación de un hombre por parte de un niño está en contra del Islam”, señaló Haji Saeed.
El comandante talibán mulá Hayatullah Khan advirtió que los talibanes matarían a cualquiera que ayude a las fuerzas extranjeras a fin de proteger a sus combatientes.
“Mostramos el video de la decapitación para advertir a otros”, dijo por teléfono satelital desde una ubicación desconocida.
Consultado acerca de por qué los talibanes usaron a un niño, replicó: “Queremos decirles a los que no son musulmanes que nuestros jóvenes también son mujahideens (guerreros santos) y combaten con nosotros contra ustedes”, dijo. “Estos jóvenes serán en el futuro nuestros comandantes en la guerra santa y continuarán la jihad por la libertad. El Islam permite que niños y mujeres combatan la jihad contra las tropas de ocupación no musulmanas y sus espías y títeres”, agregó.
El año pasado fue el más sangriento desde que las fuerzas conducidas por Estados Unidos derrocaron a los talibanes en el 2001.