A las 11:00 GMT, la compañía eléctrica de Gaza cortó la electricidad de todo el enclave ante la falta de combustible. Israel mantiene un cerco implacable desde el domingo –desconectó la franja de su red eléctrica y cortó toda entrada de gasolina, alimentos o medicinas– bombardea sin descanso.
El Ejército israelí ha atacado con incesantes bombardeos sobre 2.687 objetivos, muchos de ellos estructuras milicianas, pero también viviendas, mezquitas y otras instalaciones civiles.
Desde que empezó la contraofensiva se han dañado 14 centros médicos y han muerto diez médicos. Sin luz ni medicinas ni material médico, los hospitales están desbordados.
“Nuestra capacidad está al límite y solo podemos intentar mantener las vidas de los heridos”, dijo el doctor Medhat Abás, portavoz del Complejo Médico Al Shifa, el hospital más grande de la ciudad de Gaza.
FRONTERA NORTE. Mientras la guerra entre Israel y las milicias de Gaza se intensifica, en la frontera norte sigue escalando la tensión por cuarto día consecutivo.
Un misil antitanque fue lanzado desde Líbano contra un puesto militar israelí en Arab Al Aramshe, una comunidad a pocos metros de la frontera, sin causar daños o heridos.
Desde el domingo, el grupo chií libanés Hizbulá y las facciones palestinas en territorio libanés han protagonizado varios disparos de cohetes, morteros y misiles y al menos una infiltración en Israel que ha respondido a todos con ataques por aire y artillería.
La violencia se ha saldado hasta el momento con la muerte de tres miembros de Hizbulá, a los que se suman algunas bajas en las filas de la Yihad Islámica Palestina (YIP) en Líbano y tres muertos en el Ejército israelí ocurridos el lunes durante una infiltración perpetrada desde el Líbano por ese movimiento islamista.
Ningún grupo ha reclamado la autoría del lanzamiento de misiles antitanque, si bien fue Hizbulá quien reivindicó los tres lanzamientos con ese tipo de proyectiles de los últimos días, y las milicias palestinas suelen limitarse a cohetes.
Israel bombardea la Franja de Gaza desde el sábado y mantiene el asedio a la región tras cortarle el suminstro de agua, electricidad y comida. Más de 2,3 millones de palestinos viven en este territorio de 360 km2.
Según el ejército hebreo, varios objetivos del movimiento islamista fueron alcanzados en los bombardeos. Hamás indicó en cambio que los ataques afectaron a viviendas, fábricas, mezquitas y tiendas.
“Estamos atrapados, no sabemos dónde ir y no podemos quedarnos porque nuestro piso está cubierto de cristales rotos y de metralla”, dijo Mohammed Mazen, un gazatí padre de tres niños que están en medio del conflicto.