Los congresistas estadounidenses tienen apenas horas para aprobar una ley de extensión del presupuesto que evite una parálisis abrupta de los servicios públicos desde el viernes, una perspectiva que demócratas y republicanos quieren evitar cuando la sombra de una moratoria se cierne sobre el país.
Lo que está en juego es tan importante que el presidente Joe Biden prefirió anular un viaje a Chicago para permanecer en Washington y encabezar las negociaciones con los legisladores.
El ex senador, que hace alarde de sus talentos de conciliador, espera obtener apoyo para sus dos proyectos billonarios de inversión en infraestructura y reformas sociales, en medio de una parálisis por luchas internas en su Partido Demócrata. Los congresistas deben ahora tratar de evitar que el Estado federal se quede sin presupuesto.
Por un lado, deben aprobar en las próximas horas una extensión del actual presupuesto hasta diciembre de forma de evitar la parálisis del gobierno federal, ya que la ley presupuestaria actual expira esta noche. Por otro lado, deberán aumentar antes el 18 de octubre la capacidad de endeudamiento de EEUU si quieren evitar el primer default en la historia de la mayor potencia económica mundial.
El primero de los frentes abiertos, el del presupuesto temporal, debería ser el más fácil de resolver, pues hay consenso entre los legisladores. Pero, con el tiempo en contra y en un ambiente de tensión y divisiones partidarias en el Congreso, todo puede complicarse.
“El Senado podría actuar hoy mismo para responder a una inquietud que exige atención inmediata de esta cámara: El financiamiento del gobierno federal más allá del 30 de setiembre”, cuando termina el año fiscal en EEUU, declaró Chuck Schumer.
El calendario de votación aún no fue fijado. Pero los republicanos son partidarios de esta extensión del actual presupuesto hasta el 3 de diciembre, por lo que debería ser aprobada en el Senado.