El sacerdote reclamó que la gente “entiende lo que pasa”, cuando se le descuida a la gente pobre y se asiste a los ricos, cuando se hacen “leyes a escondidas”.
Recordó las palabras del papa emérito Benedicto XVI, quien había manifestado que América Latina debe ser una casa común, un continente de esperanza, de amor, de la vida y la paz. “Hay que ir como buenos samaritanos al encuentro de los necesitados”, expresó.
Durante su homilía en el marco de la festividad de la Virgen de Caacupé, Arévalos refirió que se deben crear las estructuras justas, construidas entre todos, e instó a no despreciar al campesino, agricultor o empresario, ya que deben trabajar juntos por el país.
Agregó que la iglesia quiere evangelizar y se encuentra con campesinos sin casas que salen a manifestarse, buscando tierra. En este sentido dijo que tratan de apoyar la causa “pero nosotros nomás no podemos hacer nada”, señaló el sacerdote quien responsabiliza de estos problemas al Estado.
Recordó que la base de la riqueza, del progreso y de la alimentación vienen del campo.
En nombre de la Virgen de Caacupé pidió a las autoridades que desde el parlamento defiendan la vida y la familia, en ese momento fue aplaudido por miles de feligreses que escuchaban atentos las palabras del padre.
Por último apeló a establecer una paz verdadera con la restauración de la justicia, la reconciliación y el perdón, ya que de ahí nace la voluntad de transformar las estructuras injustas y restablecer el respeto a la dignidad del hombre.