Por Patricia Vargas Quiroz
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Con unos ojos llenos de brillo, que dejaban ver la inmensa alegría que rebosaba en su interior, Rodrigo Nicolás Brítez Martínez, de 11 años, llegó a la Escuela Perú manejando su pequeño triciclo, para empezar su primer día de clases.
Cuando algunos periodistas lo vimos ingresar a la institución escolar sentimos pena por él y nuestra alma quebrarse. Sin embargo, este sentimiento rápidamente cambió, ya que Rodrigo tenía más vida y alegría que muchos de los allí presentes.
“Me desperté temprano, a la 6 por ahí", cuenta el niño, mientras se ataja del volante de su pequeño triciclo, su medio de movilidad, puesto que solo puede dar unos pasos con ayuda.
El infante sufre de una enfermedad congénita que no le permite desarrollarse físicamente. Rodrigo tiene los huesos muy débiles, pero esto no dificultó que el año pasado fuera uno de los mejores alumnos del 4º grado.
Lentamente, Elizabeth, la madre, ponía los guantes de abanderado a su pequeño hijo antes de que suba al escenario, donde también iba a compartir el palco con el presidente Nicanor Duarte Frutos, de quien dijo con cierta timidez que tenía “más o menos” ganas de conocerlo.
“Me gusta estudiar y estar con mis compañeros”, contó, mientras observaba en qué había cambiado su escuela durante las vacaciones. "¡¡Hay tres aulas más!!”, se percató al instante.
Elizabeth explica que como su pequeño no puede atajar el sostenedor de la bandera (una madera pesada) “a él le toca llevar la bandera bien doblada”.
SU PROFESIÓN. Su madre señaló que hasta hace poco su hijo deseaba ser traumatólogo. ¿Pero, por qué? “De tantas visitas que ya hicimos a su traumatólogo se le mudaron las ganas de estudiar esa profesión”, comentó.
Sin embargo, las últimas semanas viene diciendo que le gusta la carrera de informática. Por ese motivo, ayer, cuando tuvo tan cerca al primer mandatario, no perdió la oportunidad de solicitarle una computadora con impresora.