Por Andrés Colmán Gutiérrez
@andrescolman
La cita es en un café del centro de Asunción. Robin Wood, el más célebre escritor paraguayo de historietas, autor de legendarios personajes como Dago y Nippur de Lagash, llega con una puntualidad europea, vestido de negro, acompañado de su hijo Mark y de uno de sus abogados. Se lo ve rozagante y de buen ánimo, con su peculiar sentido del humor, aunque a ratos tenso y enojado.
Horas antes había mantenido una fuerte conversación telefónica con el periodista de Última Hora, molesto ante una carta difundida por su esposa y ex representante, Graciela Sténico, en la que ella asegura que Wood posee una enfermedad mental que le impide seguir escribiendo.
Robin lo niega, tajantemente. Confirma que se está divorciando de Sténico y que existe un pleito judicial y comercial de por medio, del cual por ahora evita hablar, por recomendación de sus abogados.
VIVO. “Dijeron de mí que estaba muerto. Ya me ven, gozando de muy buena salud. Y con eso de que he dejado de escribir guiones para mis series publicadas en Europa, cada día me tienen más loco. Es un disparate”, responde.
Además de la carta publicada en las redes sociales de internet por su esposa y hasta hace poco principal representante, Graciela Sténico, se ha difundido un programa radial del sitio web Comiqueando, en el que los críticos argentinos de cómics Diego y Andrés Accorsi aseguraban que la editorial italiana Eura no publica obras nuevas de Robin Wood hace varios meses y que sus dibujantes no han recibido nuevos guiones.
“Es mentira. Ellos no pueden saber lo que pasa dentro de las editoriales. No estoy muerto y sigo escribiendo una historieta por día. Mantengo mis siete series que se publican actualmente, entre ellas Joan y Dago. Anoche (miércoles) hice una saga de 15 páginas y hoy haré otra. Estoy escribiendo sobre la División Azul española, que fue enviada a pelear a Rusia y acabó masacrada”, explica.
CAMBIO. En gran parte de la entrevista (que está grabada en video y se puede ver íntegramente en ÚLTIMAHORA.COM), Robin se muestra coherente y muy locuaz. En algunos momentos parece con dificultad para recordar algunos detalles.
Reconoce que está viviendo un momento especial, ya que ha tenido que mudarse de su departamento cerca de la Plaza Uruguaya (por razones que tienen que ver con el pleito judicial con su esposa) y actualmente vive con su hijo Mark en otro departamento.
“Mark es mi hijo mayor. Él ha vivido separado de su madre y me ha visitado muchas veces en España. Cuando supo del lío en que me habían metido, vino desde Canadá para acompañarme. Ahora se queda conmigo, cocina, vemos televisión y luego yo me pongo a escribir. Es quien me cuida”, explica.
SALUD. Cuando le consultamos sobre las fotos en que se lo ve acompañado de un enfermero, supuestamente como parte de un tratamiento, Wood lo niega. “Es un muchacho que me acompaña a correr. Salgo a nadar, vuelvo a practicar karate. Estoy bien de salud y no tengo impedimento para escribir”, reafirma.
Quedan muchas preguntas pendientes sobre el conflicto judicial, sobre los bienes de la empresa Robin Wood Producciones y los derechos de publicación de sus personajes. El escritor dice que oportunamente serán respondidas. Por ahora solo quiere dejar el mensaje de que él se encuentra vivo y sigue escribiendo.