El impuesto a la renta personal es uno de los más justos y fáciles de recaudar. Por eso, en los países desarrollados es uno de los principales instrumentos tributarios. Paraguay fue uno de los últimos países en introducirlo al sistema y a pesar de la larga y amplia experiencia internacional en su funcionamiento, lo hizo mal.
Después de varios años de funcionamiento no solo no recauda, sino que al parecer tampoco está contribuyendo a generar mayor equidad en el sistema tributario. Desde la misma ley ha sido distorsionado, tanto que los datos disponibles indican que a medida que ingresan los de menores ingresos, el promedio de pago se incrementa. Las autoridades tributarias anunciaron tiempo atrás que un grupo de contribuyentes de altos niveles de ingresos no habían pagado nada gracias al uso de las deducciones.
Nuestro país es uno de los más desiguales con cualquier criterio que se evalúe: por niveles de ingresos, por lugar de residencia, por sexo, por edad, por idioma hablado. Las políticas por el lado del gasto no son suficientes, tal como lo demuestran algunos estudios. Cualquier avance que se logre por esta vía se neutraliza cuando interviene el sistema tributario debido a su estructura sustentada en impuestos indirectos.
No existe evidencia de que los privilegios tributarios, entre ellos las deducciones del IRP, contribuyan a generar mayores niveles de producción, productividad, innovación o mejor calidad del empleo en Paraguay.
Al contrario, los datos indican altos niveles de gasto tributario en un país que requiere fondos para ampliar la infraestructura vial, mejorar la calidad de la salud y educación, ampliar las coberturas de los servicios públicos, mejorar la seguridad ciudadana o reducir las brechas territoriales, entre las múltiples acciones que necesita Paraguay para superar sus bajos niveles de bienestar y desarrollo.
Adicionalmente, el pago de los compromisos derivados del rápido aumento de la deuda externa exige mayores recaudaciones. Es inviable un país que requiere endeudarse para pagar deuda.
El sistema tributario paraguayo exige reformas estructurales. El cambio del impuesto a la renta personal es una condición necesaria para recaudar más y mejor. Quienes se están enriqueciendo gracias a los recursos con que cuenta nuestro país deben aportar solidariamente a mejorar las condiciones del mismo. Las nuevas autoridades deben realizar los cambios normativos que están dentro de su competencia y si requieren reformas legislativas elaborar un proyecto de ley y enviarlo al Congreso.
Una buena comunicación con la ciudadanía y una alianza con los sectores que apuestan por un sistema tributario más justo son pasos ineludibles para la construcción de un país mejor y para reducir la presión de quienes buscan mantener sus privilegios a costa del bienestar de la mayoría.