El presidente interino de Cuba y ministro de Defensa, Raúl Castro, expresó ayer su disposición a “resolver en la mesa de negociaciones” sus diferencias con EEUU sobre la base del respeto y la no injerencia, aunque dijo que no bajará la guardia en la preparación defensiva de la isla.
Durante un discurso previo al inicio del desfile militar, Castro expresó “nuestra disposición de resolver en la mesa de negociaciones el prolongado diferendo entre EEUU y Cuba”.
Castro condicionó su oferta a que Washington acepte “nuestra condición de país que no tolera sombras a su independencia y sobre la base de los principios de igualdad, reciprocidad, no injerencia y respeto mutuo”.
Mientras, añadió, después de casi medio siglo de conflicto, “estamos dispuestos a esperar pacientemente el momento en que se imponga el sentido común en la conducta de los símbolos del poder en Washington” y “proseguiremos consolidando la invulnerabilidad de la nación sobre la base de la guerra de todo el pueblo”.
“Continuaremos elevando la preparación y cohesión combativa de las tropas regulares y sus reservas” y “seguiremos acondicionando el teatro de operaciones militares y la modernización de los medios de combate (...) para hacerlas corresponder con el empleo previsto en caso de una agresión”, insistió.
“Preservaremos al precio que sea necesario la libertad del pueblo y soberanía e independencia de la patria”, afirmó Raúl Castro.
El presidente interino denunció el “fracaso de las políticas aventureras de la actual administración norteamericana” y consideró que el gobierno de EEUU “se encuentra ante una encrucijada sin salida” tras el fracaso de la guerra de Irak.
“La llamada cruzada contra el terrorismo se encamina inexorablemente a una derrota humillante”, declaró Castro, convencido de que el pueblo norteamericano, “al igual que hizo en Vietnam, pondrá fin a estas guerras injustas y criminales”. EFE