Por Patricia Cañete
“Voy a volver, porque acá no tengo oportunidad de progresar, si me quedo no lo voy a conseguir”, asegura con mucha convicción Richard Ariel Arévalos, un poco más descansado luego de la experiencia de no ser admitido para ingresar a España en la búsqueda de un trabajo.
Ayer se encontraba rodeado de las personas que lo quieren, en su modesta vivienda del barrio Las Palmas de Reducto, San Lorenzo.
Retornó al país tras permanecer 30 horas incomunicado en el aeropuerto de Barajas en Madrid, España, de donde fueron reembarcados hasta Buenos Aires, allí aguardó otras 12 horas para abordar el avión de vuelta a casa.
Antes de pisar tierra paraguaya, el joven sanlorenzano ya tomó la decisión de volver a intentar el ingreso al país europeo. Con sus 24 años se siente decepcionado del Gobierno actual y asegura que las autoridades son responsables de toda la desesperación que empuja a los compatriotas a salir del país en busca de mejorar las condiciones de vida.
MAL RATO. Richard asegura que ya en el aeropuerto de Barajas donde llegó en el vuelo de Iberia fueron apartados por el personal de migraciones sin ninguna explicación, allí pasaron por un largo interrogatorio.
Luego fueron llevados a un salón. A lo lejos y a ambos lados del sitio se escuchaba un continuo llanto de mujeres y criaturas. “Las mujeres lloraron todo el tiempo... los de migraciones fueron muy duros en el trato”, recuerda, mientras uno de sus sobrinitos no deja de abrazarlo.
"¿Qué comimos?... nada, eso no era comida, era una mezcla de sobras con un olor muy desagradable, eso era incomible. Solo nos dieron agua y no pudimos bañarnos ni cambiarnos”, recordó.
Recibieron un maltrato verbal “innecesario”, según el joven. “Nos trataron como si fuésemos delincuentes. Nuestra intención solo era buscar una vida mejor sin hacerle daño a nadie”, expresó.
Consultado si habría algo que lo retenga dijo: “Un trabajo digno con el que pueda ofrecer algo mejor a mi familia, eso quiero y para eso me fui porque acá eso no encontré", afirmó. Lanzó como alternativa: “No sé, puedo ser chofer”.
Otra frustración de Richard es el no haber podido seguir una carrera universitaria desde que terminó su bachillerato. “Me gusta Derecho”, responde luego de una larga pausa, como si esa idea ya la hubiese borrado de su mente.
“No pierdo las esperanzas de que todo salga bien. Vamos a pagar las cuentas y voy a prepararme para volver a intentar”, insistió.
Richard siente más cercana la oportunidad de volver a España que quedarse en su país y lograr satisfacer sus expectativas.
Muchos gastos
Durante seis meses la familia de Ariel se preparó para el viaje a España. En ese tiempo juntaron los G. 16 millones que utilizó el joven para viajar, suma que ahora deberán pagar con lo que tienen ya que el dinero para saldar las cuentas debía ser enviado por Ariel ya instalado en la ciudad de Ibiza, donde tenía contacto con algunos amigos que lo esperaban.
“Es muy doloroso que ocurra esto. Nos quedan muchísimas cuentas que pagar, toda la familia se involucró para este viaje y ahora tendremos que ver cómo hacemos para colaborar de vuelta entre todos. Algo vamos a hacer”, asegura Lucila López, tía de Richard.
“Lo más importante ahora es que él está bien porque mucha gente pasó peor y todavía no vuelve. Por ese lado estamos contentos, pero la situación es muy triste”.
“El Gobierno tiene que habilitar más fuentes de trabajo porque la gente está desesperada, muchos dejan a sus hijos y a toda su familia, eso es triste. El Gobierno es el responsable de que tanta gente deje el país y vaya a pasar malos ratos en otros países”, puntualizó Richard.