El estado de Ceará, en el noreste de Brasil y una de las regiones más pobres del país, cumple ayer el quinto día consecutivo de ataques criminales a autobuses y entidades públicas, tras una ola de violencia suscitada por la muerte de tres delincuentes a manos de las autoridades.
La ciudad más afectada ha sido Fortaleza, la capital regional, donde al menos 16 autobuses fueron incendiados y varias entidades públicas atacadas con armas, granadas y bombas caseras. La ciudad de Maracanaú, en la zona metropolitana, así como los municipios de Caucaia y Chorozinho, fueron las otras regiones afectadas del estado norestino.
Según los registros de la prensa, en los últimos días han sido atacadas cuatro comisarías, tres sedes bancarias, siete predios de entidades públicas y un batallón de la Policía Ambiental.
De ellos, en la madrugada de este martes fueron objeto de tiroteos y bombas caseras, dos comisarías, una en Fortaleza y otra en el municipio de Maracanaú.
De acuerdo con el secretario de Seguridad de Ceará, André Costa, los actos son una reacción de los criminales tras la muerte de tres supuestos delincuentes que intercambiaron tiros con policías, según declaraciones a G1.
Hasta el momento no hay heridos ni víctimas por la ola de violencia que se vive en el estado, pero varios agentes de la Policía tuvieron que resguardarse de los tiroteos de los criminales en una de las comisarías atacadas en la madrugada. Además de los autobuses, por lo menos seis carros se incendiaron en el ataque a una de las sedes de la policía y 150 motocicletas fueron incendiadas en el depósito del Departamento Estatal de Tránsito en Fortaleza. efe