Los DDHH están en pleno vigor, pero la avalancha neoliberal que invade en este tiempo el mundo y por lo tanto muchos países de América Latina, están como debilitándolos. No se niegan los DDHH pero al mismo tiempo se legisla en contra de su significado. Inclusive existen quienes viendo en la defensa de los DDHH uno de los mayores baluartes contra el avance del neoliberalismo, les acusan de ser el refugio de intereses oscuros, nada más lejano a la realidad de un articulado aprobado para ser luz en el mundo de la segunda posguerra mundial.
Me voy a fijar en un punto clave para la vida humana como es el del trabajo.
En el artículo 23 se proclama:
“Toda persona tiene derecho al trabajo y a la libre elección de un trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y protección contra el desempleo.
Toda persona tiene derecho sin discriminación alguna a igual salario por trabajo igual.
Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria que le asegure, así como a su familia una existencia conforme a la dignidad humana, que será completada en caso necesario por cualesquiera otros medios de protección social.
Toda persona tiene derecho a formar sindicatos y a sindicarse para la defensa de sus intereses”.
Si se han fijado bien en estas palabras del artículo 23 se hablan de nueve derechos laborales. Invito a todas las personas en edad laboral que los lean y digan cuantos se cumplen en ella.
Y conste que nada se habla en ella de nuevos problemas laborales que han nacido últimamente como la tercerización, lo contratos por el RUC, la falta de cumplimiento del seguro social y de la jubilación a pesar de los descuentos salariales para ello.
En el Día de los DDHH del 2017 se nota una baja grande en su cumplimiento.