Resalta que el tribunal ético de su propio partido le condenó. “Era el liderazgo emergente que pretendía ser el recambio de la dirigencia del Frente Amplio. Sin embargo, una vez comprobado el hecho nadie dudó en dejarlo impune”, resalta antes de referirse al suceso que conmocionó la política paraguaya: la comprobación fehaciente de cómo el ahora destituido senador Óscar González Daher operaba desde el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados (JEM), para blanquear a sus correligionarios implicados en hechos de corrupción.
“Cuánta diferencia con Uruguay, un país vecino y con importantes similitudes”, dice Peréz Talia al comparar la reacción en una y otra nación. “Por algo un gran intelectual como Eusebio Ayala decía que para buscar respuestas a nuestros problemas muchos iban al estudio de Inglaterra, Francia, Alemania, pero al país que teníamos que mirar era a Uruguay (lo dijo en un discurso del año 1935)”.
En nuestro país, agrega, los políticos son grabados, existen pruebas fehacientes de hechos delictivos y, sin embargo, se abroquelan en sus cargos, empieza a funcionar la maquinaria corporativa que defiende los intereses del grupo, y hasta aducen pretextos legales para no perder sus privilegios. “Esa es la gran paradoja: los que operan al margen de la ley se escudan en la misma ley que ellos violan para no perder sus inmunidades y privilegios”.