Reuters
Moscú
El presidente ruso, Vladimir Putin, atacó ayer la política exterior estadounidense y alabó los valores tradicionales en un duro último discurso sobre el estado de la nación antes de dejar el poder el próximo año.
En un discurso ante la Asamblea Federal interrumpido varias veces por aplausos, Putin dijo que decidió suspender los compromisos de Rusia en el Tratado de Fuerzas Convencionales en Europa (FCE), una medida que vinculó a los planes de Estados Unidos de situar un escudo antimisiles en el este de Europa.
Pero no dio una respuesta a la cuestión que más preocupa a los inversionistas y a los expertos en el Kremlin: a quién va a apoyar para que lo suceda cuando en marzo de 2008 termine su segundo y último mandato.
Sí pareció dispuesto a conservar su enorme influencia, y anunció nuevos compromisos de gasto y proyectos de infraestructuras, algunos de ellos con un indiscutible aroma soviético, que se prolongarán mucho más allá del fin de su mandato.
El presidente enfatizó repetidamente la importancia de los valores rusos, en contra del intento de imitar la cultura occidental.
TRATADO DE ARMAS. Putin dijo que los países de la OTAN que firmaron el tratado de 1990 que limita el número y el tipo de armas convencionales a ambos lados de la antigua “cortina de hierro”, no están respetándolo “y lo que es más, también están planeando situar elementos de sistemas de defensa antimisiles en Polonia y la República Checa”, indicó. “En este sentido, considero conveniente declarar una moratoria en la aplicación de Rusia de este tratado, en cualquier caso, hasta que todos los países del mundo lo hayan ratificado y empezado a aplicarlo estrictamente”.
Putin añadió que estudiarán la posibilidad de retirarse si las negociaciones que propuso con países de la OTAN no resuelven sus quejas.
Según EEUU, los sistemas antimisiles servirán para detener posibles ataques nucleares de Irán. Moscú no acepta esta explicación.
“Temor ruso es absurdo”
La secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, calificó ayer de “absurdos” los temores de Rusia de que el emplazamiento de un escudo antimisiles en Europa del Este amenace su arsenal nuclear. “La idea de que diez interceptores y unos radares en Europa amenazan la defensa estratégica rusa es absurda y todo el mundo lo sabe”, declaró Rice en Oslo.