13 jun. 2025

PROTAGONISTAS

Desocupado y con mucha deuda
“Yo llevé todos los documentos que se necesitan para entrar (en territorio español), más 3.000 euros en efectivo como prueba de solvencia económica. Les dije a los funcionarios de Migraciones que no me iba para trabajar, pero igual me echaron”, dijo un joven –quien pidió no ser identificado– al salir de la zona restringida del aeropuerto.
“Tengo mucha vergüenza”, comentó, cuando fue consultado acerca del motivo por el cual no quería dar su nombre.
“Yo debo mucha plata a mucha gente, me preparé para ir a trabajar duro y ganar mucho para ayudar a mi familia, que es pobre, pero ya vez, no pude”, precisó en referencia a las autoridades migratorias de España.
“A lo mejor”, contestó en referencia a otro intento de viaje en el futuro hacia el mismo destino.
“Me pregunto cómo es que algunos entran sin ningún problema. Parece que los controladores actúan caprichosamente y no tienen idea del daño que le hacen a mucha gente”, indicó el muchacho.
“Si era por la pinta nomás, yo creo que tenía que entrar”, sostuvo tras ser consultado acerca de la versión de que los inspectores de Migraciones de España no ponen trabas a las personas de buena presencia física.
Alegó que ahora deberá comenzar una nueva vida. “No sé todavía qué voy a hacer. Ahora lo único que quiero es descansar, estar con mis familiares”, apuntó.

“Nos metieron en una pieza”
"«Si en Paraguay le vemos a un español, le vamos a tirar piedras». Eso es lo que dijeron algunos paraguayos mientras estábamos encerrados en una pieza del aeropuerto de Barajas aguardando noticias de Migraciones”, afirmó ayer una señora (que no quiso dar su nombre), poco después de arribar deportada al aeropuerto de Luque procedente de Madrid.
La mujer echó a llorar cuando Última Hora le preguntó, en la boca de salida del acceso restringido, acerca del trato recibido en España.
“A todos los que teníamos pasaporte de Paraguay nos metieron en una pieza grande; allí estuvimos durante varias horas, hasta que nos comunicaron que debíamos tomar vuelo de regreso”, comentó.
“Imagínese el dolor inmenso de dejar una familia, amigos y grandes deudas para retornar después con las manos y los bolsillos vacíos”, expresó, mientras recibía el saludo de unos pocos parientes que fueron a recibirla.
Otra joven que, según nos dijo, es oriunda de Villarrica, alegó que el trato recibido en el aeropuerto de Madrid fue “humillante”.
“Los controladores nos maltrataron verbalmente y nos miraban con desprecio, como si fuéramos bandidos. No querían saber nada de explicaciones. '¡Adentro!’, nos decían cuando intentábamos dar alguna explicación”, recalcó.
Sin embargo, otros inadmitidos señalaron ayer no haber sido víctimas de maltratos. “Yo no tuve problemas en ese sentido”, dijo escuetamente Vilma Ojeda, mientras se abría paso para retirarse del aeropuerto.