De rebote, el jugador galo, el primer en ganar en el torneo parisiense de pista cubierta desde que lo hiciera Guy Forget en 1991, se hizo con una plaza para la Copa Máster de Shangai a la que también optaba, sin entusiasmo, el tenista argentino. Es el título más importante en la carrera de Tsonga, que este año también se impuso en el torneo de Bangkok.
Fiel a su estilo, Bercy deparó sorpresas. Los mejores de la clasificación fueron cayendo en un rosario de derrotas o lesiones de final de temporada y pasaron el relevo a jugadores que no ocupan los primeros puestos del ránking.
En ese panorama otoñal Nalbandian se mueve como pez en el agua, como demostró el año pasado, cuando ganó los dos últimos Másters Series, Madrid y París. Pero este año le salió un rival a su medida que le privó de convertirse en el primer tenista en ganar dos ediciones consecutivas de Bercy.
Como el cordobés, Tsonga jugó poco esta temporada, víctima de lesiones tras haber alcanzado a principios de año la final del Abierto de Australia, dejando en el camino, entre otros, al español Rafael Nadal.
Por eso llegó con la frescura necesaria para superar a rivales superiores. El primer golpe de efecto lo dio contra Novak Djokovic, su verdugo en Melbourne. Luego acabó con el equipo estadounidense de Copa Davis, primero con Andy Roddick y después James Blake.
Con un juego basado en su servicio, casi siempre por encima de los 205 kilómetros por hora, y el apoyo de un público que soñaba con el triunfo de un local, el jugador de origen congolés de 23 años alcanzó su primera final de un Másters Series y no la desperdició. (EFE)