A pesar de que el oficialismo cuenta con el Poder Ejecutivo y ha logrado mayorías importantes en el Parlamento, el Presupuesto aprobado para el año 2018 no incorpora los lineamientos establecidos en el Plan Nacional de Desarrollo. Esta situación se viene reproduciendo desde el inicio del Gobierno.
Por eso es que la política fiscal genera poco impacto en los indicadores sociales y económicos que tienen la potencialidad de cambiar en el corto y mediano plazo, tal como demuestran las estadísticas de pobreza, distribución del ingreso, estructura laboral y productiva y tributaria. Luego de varios años de gobierno y muchos discursos sobre lo que preocupa a estas autoridades no se observan logros en los principales temas abordados.
El Presupuesto no ha podido dar solución a muchos de los problemas que aquejan a la población, reproduce el uso ineficiente e ineficaz de muchos rubros presupuestarios y mantiene privilegios para pocos que tienen efecto negativo en la mayoría.
El contexto macroeconómico está cambiando, por lo que la aprobación del Presupuesto General de la Nación presenta desafíos nuevos. En primer lugar, la ralentización de la economía exige una participación estatal bien definida para garantizar las condiciones económicas que permitan dar previsibilidad a los agentes económicos e impulsar ramas económicas de impacto en el empleo.
Los resultados están a la vista. La reducción de la pobreza se estancó y presenta riesgos de aumento, la desigualdad es vergonzosa, el empleo muestra retrocesos tanto en volumen como en calidad, la situación de la educación y la salud exasperan cada vez más a la ciudadanía y los conflictos por la tierra de campesinos e indígenas están a la orden del día.
En segundo lugar, varios años de déficit acumulado obligan a un endeudamiento externo cada vez mayor para pagar deuda. Mientras, la presión tributaria se estanca y la estructura de recaudaciones se mantiene injusta.
Para empeorar, será un Presupuesto a ejecutarse en un año electoral, con lo que el mal uso de los recursos públicos se acrecienta en rubros como viáticos y combustibles, mientras que se reduce la ejecución en medicamentos y otros insumos fundamentales para la calidad de las políticas que benefician de manera directa a la población.
Frente a este contexto, el PGN 2018 no augura resultados óptimos para la política fiscal, lo que se agrega a una proyección de crecimiento económico que afecta poco o nada a la generación de empleos y a la reducción de la pobreza. El año 2018 no será fácil y este Presupuesto no ayudará al país a sobrellevarlo mejor.