Una de las primeras disposiciones adoptadas por monseñor Ismael Rolón para desenmarcar a la Iglesia del poder político fue emitir como arzobispo el mensaje de Navidad desde la catedral y ya no desde el palacio presidencial, y después del presidente, como se venía haciendo hasta la Navidad de 1969.<br/><br/> Cuando en 1971 asumió la decisión de no asistir a las reuniones del Consejo de Estado, del cual el arzobispo era miembro nato, como protesta por las violaciones a los derechos humanos y las persecuciones del régimen hacia miembros de la Iglesia, Rolón cuenta que personalmente fue a entregar una carta a Tomás Romero Pereira, presidente del Consejo. Airado, este le espetó: “Lo que usted tiene que hacer es dejar esa cruz que cuelga de su cuello y poner en su lugar la hoz y el martillo”. <br/><br/>En marzo de 1971, Rolón impuso la excomunión al ministro del Interior de la época, Sabino Augusto Montanaro. Fue tras el apresamiento y tortura en Asunción del sacerdote uruguayo Uberfil Monzón, y el ataque de que fueran víctimas el obispo auxiliar de Montevideo, monseñor Andrés Rubio, y el padre Lelis Rodríguez, en pleno aeropuerto Silvio Pettirossi, cuando vinieron al rescate del anterior.<br/><br/> En enero de 1972, en una carta dirigida a Montanaro, monseñor aboga por los presos políticos que atestaban las comisarías. “Hundimos nuestra mirada y nuestra conciencia solidaria cristiana en las prisiones instaladas en las comisarías, en donde a estas horas siguen gimiendo en desesperantes situaciones materiales y morales, hermanos y conciudadanos nuestros”. Invita al ministro del interior que visite esas prisiones y disponga con urgencia disposiciones que alivien la situación de los detenidos. Solicita proceso normal y justo para ellos. <br/><br/> En mayo de 1972, en protesta por la expulsión por el Gobierno del sacerdote José Luis Caravias, Rolón suspende el tradicional tedeum en la catedral metropolitana, oficio religioso programado para el 15 de mayo en conmemoración de la Independencia patria. <br/><br/> “Cuando la libertad y los derechos que se vinculan son sistemáticamente violados; cuando la liberación es apenas una palabra; cuando el mismo pueblo cristiano y la Iglesia que lo expresa son sofocados abiertamente en el ejercicio de su vida y de su misión evangélica de liberación, no tiene sentido una celebración litúrgica de acción de gracias (...)”, explicaba en una carta dirigida a Conrado Pappalardo, director de ceremonial del Estado. <br/><br/>En 1988 repitió la misma medida, en ocasión del tedeum del 15 de agosto, en señal de protesta y denuncia por la expulsión del padre Juan Antonio de la Vega (SJ) y otros atropellos.<br/><br/>En 1984, con motivo del cierre del Diario ABC, dispuesto por el Gobierno, celebró una misa en la catedral metropolitana por la libertad, con asistencia del propietario de este periódico, Aldo Zuccolillo, y los empleados del periódico. “Hasta una pareja de canillitas, con hojas en blanco en la mano participaron”, se extrae de su libro de memorias.<br/><br/>Como luchador por los derechos humanos, Ismael Rolón recibió el “micrófono de plata” (1987), otorgado por Radio Ñandutí, en mérito al constante apoyo y defensa de la libertad de comunicación y de los DDHH. Ya en la transición democrática que comenzó en 1989, fue galardonado por el Congreso nacional, la Comisión de Verdad y Justicia y la Junta Municipal de Asunción, entre otras instituciones.<br/><br/>