En este último miércoles del 2017 me permito expresar algunos deseos para el 2018, que empezará en 4 días más.
En primer lugar, que los candidatos a cualquier cargo electivo, por fin, hablen de propuestas, proyectos, planes, ideas y las razones por las que se postulan.
Que los electores, por su parte, tomen en serio y con responsabilidad el derecho al voto, otorgándole el máximo valor eligiendo a conciencia a las nuevas autoridades.
Que se tomen el tiempo de pensar por qué marcarían la papeleta a favor de tal o cual lista.
En segundo lugar, que continúe la filtración de más audios de conversaciones telefónicas que demuestran cómo se trafica con la justicia en el país.
Que esas escuchas telefónicas grabadas permitan a los ciudadanos terminar de construir el punzle del poder fáctico-político-económico-judicial vigente y sirva para comprender cómo de vulnerable es el Estado y qué debe hacerse para construir institucionalidad, a partir de la constatación de quiénes son los que están detrás de la perversión del poder.
Que continúe hasta cobrar más fuerza el tímido proceso ante la impunidad iniciado por la contundencia de las pruebas sobre tráfico de influencia, fallos de favor y blanqueos a corruptos, en que aparecen implicados legisladores, fiscales y jueces.
Que se ponga la lupa sobre la actuación de los demás miembros del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados (JEM) que representan a instituciones como la Cámara de Diputados, el Consejo de la Magistratura y la Corte Suprema de Justicia.
Si los senadores Óscar González Daher y Jorge Oviedo Matto, integrantes del JEM por la Cámara Alta, aparecen en la trama de corrupción, ¿qué hace suponer que los demás miembros no estén también implicados?
En tercer lugar, que el Poder Judicial inicie un real proceso de limpieza interior y de blindaje contra los tentáculos del poder político y del narcotráfico, principalmente.
Que el Ministerio de Trabajo actúe con eficiencia y a favor de los derechos de los trabajadores. Que vele porque no se multipliquen los contratos basura y la explotación laboral de los jóvenes.
Que haya más becas de estudio para los pobres y que, al fin, se coloquen a la educación y a la salud en la lista de prioridades del país.
Que se discuta y diseñe con los indígenas una política de Estado para sacarles del abandono y la miseria en que sobreviven.
Que mejore y se humanice el sistema de seguridad social del IPS y que ya no falten medicamentos y otros insumos.
Que terminen en plazo las obras del Metrobús. Que el centro de Asunción modifique sustancialmente la actual imagen de abandono que presenta. Que se apruebe una ley de alquileres para que los propietarios de inmuebles no sigan robando a la gente, y que los motociclistas usen casco.