La policía irrumpió en la curia de esa ciudad del norte del país, donde Álvarez permanecía sitiado desde hacía dos semanas, y lo trasladó a Managua. “El señor obispo se mantiene en resguardo domiciliar en esta ciudad capital”, dijo la Policía en un comunicado, aunque no precisó de quién era el domicilio. “Ha podido reunirse con sus familiares esta misma mañana, así como con el cardenal y arzobispo de Managua, Leopoldo Brenes”, agregó.
La Policía precisó que tomó la decisión de trasladar a Álvarez de la curia debido a que persistía en sus actividades desestabilizadoras y provocadoras. Los ocho sacerdotes, seminaristas y un laico que permanecían con Álvarez en la curia también fueron llevados a Managua. Todos están bajo investigación.
La entidad explicó que fue trasladado desde la curia de Matagalpa a Managua con respeto y observación de sus derechos, aunque Vilma Núñez, presidenta del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), dijo que la intervención policial en la curia se produjo con violencia.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, se mostró “muy preocupado por el grave cierre del espacio civil y democrático en Nicaragua, y por recientes acciones contra organizaciones de la sociedad civil, incluidas las de la Iglesia católica”, dijo el portavoz Farhan Haq a periodistas en la sede de Naciones Unidas en Nueva York. La propia diócesis de Matagalpa alertó del ingreso de la Policía a la residencia del obispo. “SOS. Urgente. En estos momentos la Policía Nacional ha ingresado a la Curia Episcopal de nuestra Diócesis de Matagalpa”, publicó en su cuenta de Facebook.
El Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam), dijo en Twitter que a las 03:00 de la madrugada la policía irrumpió en la casa cural llevándose con rumbo desconocido a monseñor Rolando Álvarez, junto con otras ocho personas, entre ellas sacerdotes y laicos.
“SECUESTRO NOCTURNO”. El obispo nicaragüense Silvio Báez condenó desde Miami a lo que llamó “el secuestro nocturno” de Álvarez. “Qué indignante, se han llevado a Monseñor Rolando Álvarez, con los sacerdotes que estaban con él. Basta ya de tanto silencio!, hablen quienes tienen que hablar y dar la cara, a eso se le llama pecado de omisión”, dijo por su lado el sacerdote Edwing Román, exiliado en Miami. La Conferencia Episcopal de Nicaragua invitó a orar por el obispo y el obispado de Perú expresó su solidaridad y dijo que acompaña de modo particular, con su oración, a quienes fueron privados de su libertad. Por su parte, el arzobispo de Panamá, José Domingo Ulloa Mendieta, consideró aberrantes los hechos que rodean la detención del obispo Álvarez y pidió su liberación. Álvarez estaba sitiado en la curia de Matagalpa por la policía desde el 4 de agosto en el marco de una pesquisa por organizar grupos violentos e incitar al odio para desestabilizar al Estado de Nicaragua, después de que el obispo denunciara el cierre de 5 emisoras católicas y reclamara al gobierno respeto a la libertad religiosa.