Utopía
No me creas complicada invención de algún poeta
en busca infructuosa de la inmortalidad;
tampoco un arrebato de la desmemoria
o un fatuo ditirambo del razonamiento,
y mucho menos un trivial extravío
de la imaginación.
Existo, verdaderamente existo, créeme.
Acaso impronunciable desvarío, trastornada ilusión,
desflecada plenitud de alguien.
No importa si mi voz te arranca
una sonrisa incrédula;
soy simiente inicial de algo que vive aún
en un paraje incierto,
o quizás ya está muerto en el registro del universo.
Redonda como el sol en el ocaso
provengo de las estribaciones del pensamiento
o la enardecida visión del profeta.
Sin dudas temblorosas
ni temores austeros,
habito esa inexistente realidad que
un sabio en otro tiempo designó
Utopía.