Según difunde hoy el diario El Mercurio, la propuesta consiste en permitir el voto anticipado, comenzando 15 días antes de la elección y cerrando el plazo cinco días antes de ellas. De esta forma, las personas que tuvieran compromisos en la fecha de los comicios podrían hacerlo con antelación.
La iniciativa, en la que trabajó la Fundación Avanza Chile, está diseñada para elecciones o plebiscitos, evitando las primarias, y considera al menos un lugar de votación por región.
Si bien el Servicio Electoral (Servel) tendría que identificar a las personas que votaron anticipadamente para que no vuelvan a hacerlo después, el recuento de las mesas de voto anticipado se haría en conjunto con las del día de la elección general.
Para acotar el riesgo de la puesta en marcha del nuevo sistema, el expresidente Piñera (2010-2014) propone comenzar a implementarlo en cárceles y hospitales, para luego ir probando en algunas regiones, hasta llegar a la región metropolitana de Santiago.
El exmandatario conservador, quien también llama a incorporar prontamente a los chilenos que viven en el extranjero, señala que para el día de los comicios generales se debiera implementar el voto electrónico, evitando inicialmente el que se hace a distancia, a través de internet.
Ello, explican en la fundación, para asegurar que no existan problemas de seguridad, coerción o cohecho al momento del sufragio. Por la misma razón se descartó el voto mediante aplicaciones móviles, así como también la entrega de resultados en línea, que podrían producir eventuales “acarreos”.
Según Piñera, el costo inicial para implementar el nuevo sistema implicaría una alta suma, pero se compensaría con el ahorro de vocales de mesas, colegios escrutadores, confección y publicación de votos, entre otros.
Algo más de 14,1 millones de personas están habilitadas para sufragar en Chile, sin embargo la alta abstención es la principal preocupación de las autoridades y los partidos políticos.
La elección municipal de 2012 fue la primera celebrada en Chile con la modalidad del voto voluntario y la abstención se acercó al 60 %, proporción que poco varió en las presidenciales y parlamentarias de fines del año siguiente.
