–El discurso político de hoy está imbuido de la idea de una recuperación “verde” ¿Cuál debería ser la base de este cambio hacia una economía más sostenible?
–Deberían pensar en qué tipo de economía queremos después de la pandemia. Y no volver a donde estábamos. Sabíamos entonces, y sabemos aún más hoy, que hay muchas desigualdades. Debemos llevar la economía en una dirección que refleje todas estas preocupaciones. El PIB no es una buena medida. El PIB no tiene en cuenta las desigualdades. El indicador más importante es el impacto de las emisiones de gases de efecto invernadero. No solo el CO2, sino también el metano, dentro del propio fenómeno del cambio climático.
–El PIB es el indicador clave para evaluar el éxito de cualquier política, ¿el cambio a un nuevo modelo de crecimiento está influenciado por herramientas que usamos para medirlo?
–Creo que los indicadores son importantes en dos aspectos. En nuestro nuevo informe (para la OCDE), subrayamos que si hubiéramos tenido mejores medidas, habríamos tenido una mejor idea del daño que la crisis de 2008 estaba causando.
Deberíamos trabajar en una mejor medición de la salud de la economía, para ver hasta qué punto nuestras políticas de estímulo están mejorando nuestras sociedades. Nuestro enfoque en el PIB no nos permitió ver que la sociedad que creamos no es resiliente. No nos permitió calcular la fuerza de nuestra economía. Para explicarlo de otra manera, hay una gran diferencia entre si un auto tiene una rueda de repuesto o no. Pero en la forma en que medimos el PIB, un auto sin rueda de repuesto es más eficiente que un vehículo con rueda de repuesto porque cuesta menos.
Creamos una economía sin rueda de repuesto, sin camas de hospital adicionales, no nos preparamos para la pandemia, no hicimos muchas cosas que nos hubieran permitido responder mejor a la pandemia. No es que lo evitaríamos, pero tendríamos una economía mucho más resiliente, una economía mucho más receptiva, y no creo que nuestras estadísticas nos digan eso.
–¿Cree usted en una recuperación “verde”?
– Tengo esperanzas, especialmente en Europa. Pero hay que seguir trabajando. El mundo se comprometió a ser neutro en carbono para 2050. Creo que es posible. Es un paso muy positivo pero no basta con tener esa aspiración, hay que empezar a gastar dinero. Y la pandemia empuja a empezar a gastar ese dinero. Necesitamos ayudar a la gente a reconvertirse, dirigirlos a otros trabajos, como la venta de paneles solares.
No hacer esa transición tendría un costo muy alto para el mundo. Tenemos que reconocer que algunas personas estarán peor. Tendremos que asegurarnos de que estén debidamente protegidos y ayudarles a dirigirse a otras áreas de producción.
Deberíamos ver hasta quépunto nuestras políticas de estímulo están mejorando nuestras sociedades.