29 mar. 2024

Carolina Cuenca

En los últimos días, se realizaron varios eventos deportivos, desde tenis a futsal, pasando por el popular fútbol de campo, incluso los hinchas de Olimpia despidieron emotivamente al fallecido ODD. Hubo conciertos. Siguen las vacaciones para muchos niños y sus familias…
¿Cuántos reels, historias, mensajes hemos estado revisando en estos días? Quizás encontramos y reenviamos, uno tras otro, varios de sitios maravillosos y situaciones simpáticas, eventos históricos, anécdotas banales, quejumbrosas o alentadoras, de todo... ¿Y cuánto tiempo tenemos en vacaciones para conversar un buen rato cara a cara, disfrutar de una vista natural, leer o meditar?
Mientras parte de las familias paraguayas se toman un merecido descanso de vacaciones, varios chicos que salen del colegio, es decir, de los largos años del sistema de educación escolar básica, sumados al bachillerato, se ponen a estudiar para los famosos exámenes de ingreso y/o para aplicar a becas que les permitan continuar sus estudios en la universidad.
Muchos análisis sociológicos e historicistas se han hecho del acontecimiento del pesebre en Belén: que los pastores eran hombres más toscos de lo que creemos, que no había gallos ni ranitas como representamos, que la brillante estrella pudo haber sido una conjunción de planetas, que los magos no eran reyes, etcétera.
Dos situaciones distintas surgen en estos días que dan para analizar –con las limitaciones del espacio– el mismo problema de fondo: el valor de la libertad.
Dicen que el ser humano es ese estado de la naturaleza en que esta toma conciencia de sí. Obviamente, es solo una forma de vernos porque la persona es algo más que naturaleza, es un ser subsistente, racional y espiritual, como definían los sabios griegos.
Lætitia significa “alegría” y “felicidad”. Y cuando se trata de una persona da a entender que es “quien trae alegría”.
El 15 de setiembre el senador Silvio Ovelar, titular de la Cámara Alta, acompañado de la senadora Kattya González, junto con el argentino Jorge Alejandro Amaya, director de los Programas Jurídicos de la Universidad de Bolonia para Latinoamérica, firmaron un convenio interinstitucional de cooperación.
La Fiscalía General del Estado en España denunció un “notabilísimo y preocupante ascenso” de las agresiones sexuales perpetradas por menores de edad, en 2022 fue de 45,8% más que el año 2021 y en los últimos 5 años el aumento ha sido brutal, de 116%.
Un día como hoy, 25 de agosto de 1900, falleció el filósofo alemán Friedrich Nietzsche, quien ahondó en el hegeliano grito de angustia: “Dios ha muerto”. No es un tema menor porque sus ideas detractoras de eso que llamamos sentido común ponen en tela de juicio y como blanco de tiro todo lo que es valioso para nosotros, pero en algunos ambientes esas ideas se han vuelto una especie de brújula progre.
El debate del miércoles en la Cámara de Diputados, las previas y entretelones, las vocerías y los voceríos, las interpretaciones y las reinterpretaciones… deberían ser contenido de clases de cívica para analizar cómo van nuestra débil democracia y nuestra debilitada vecindad.
Las relecturas ideológicas de símbolos culturales y literarios tan de moda en ambientes decadentes y muy poco creativos y la instrumentalización comercial de un discurso político fofo, que intenta unir como puede a viejas enemigas en una charla con la posmodernidad, nunca darán un resultado realmente interesante.
A varios siglos de aquel 14 de julio de 1789, cuando se marca el hito revolucionario de la Toma de la fortaleza de la Bastilla de San Antonio, que defendía una de las antiguas puertas de la entrada a París, podemos seguir etiquetando a la Revolución Francesa como “la madre de las revoluciones modernas”.
El rol del MEC no es educar sino asegurar que la tarea educativa se realice. Eso quiere decir que el MEC no puede confiscar el derecho a la educación, protegido por la misma Constitución Nacional y, al mismo tiempo, debe cumplir con más diligencia sus obligaciones legales.
Siempre me ha llamado la atención el escrito del loco Nietzsche acerca de la “muerte de Dios”.
Mucho se está hablando de los resultados en las elecciones generales. Términos como corrupción, maldad, fraude, o grandeza, los calificativos de uno y otro bando, las significativas sentencias de la Administración Biden, a través de su Embajada, la indignante designación de un acusado de múltiples crímenes –entre ellos abuso sexual– como candidato para una banca en el Parlamento...
Yo no sé qué es más argel o triste: ignorar la familia como institución social básica, anterior al Estado y más esencial que él, o tomarlo como un fetiche meloso e idealizado de osito cariñosito.
Siempre me ha interesado el salto cualitativo que existe entre las brújulas del instinto animal y las llamadas facultades espirituales del hombre: inteligencia, voluntad, memoria y libertad.
Abril parece la meta para muchos devenidos políticos, estadistas y capitanes, caciques, mburuvicha, analistas, hurreros, ere, eréa, de cara a las elecciones generales.
Estuve dando una vuelta por el abandonado Centro de Asunción, justo el día en que varias autoridades anunciaron la promulgación de la Ley N° 7018 de Salud Mental.
Cuando tantos elementos de la realidad parecen atentar hoy contra una visión optimista o esperanzada de la vida, ¿no es hasta lógico que los jóvenes muestren apatía para participar en la vida política a través del voto, por ejemplo?