Soledad Álvarez, de EFE
LA PAZ, BOLIVIA
Las Fuerzas Armadas de Bolivia, por mandato del presidente Evo Morales, tendrán que corear el revolucionario lema “Patria o muerte: venceremos”, 42 años después de que el ejército de este país sudamericano derrotara y matara al mítico guerrillero Che Guevara.
En su afán de “descolonizar” Bolivia y llevar su “revolución democrática y cultural” incluso a las FFAA, Morales ha vuelto a encender la polémica al ordenar que el lema castrense sea “Patria o muerte” en lugar del tradicional “Subordinación y constancia”.
En los actos ante sus bases, el propio Morales suele cerrar sus discursos con este estribillo asociado a la revolución cubana, a su líder Fidel Castro y a Ernesto Che Guevara, por quienes el actual presidente de Bolivia siente una gran admiración.
Pero elevar el “Patria o muerte” a rango de consigna castrense es otro cantar: muchos destacan la paradoja de que ese lema lo use el mismo ejército que en 1967 acabó con la vida del Che Guevara en Bolivia, en su fracasado empeño guerrillero de “exportar” la revolución cubana.
HAY CRÍTICAS. Algunos altos mandos, como el comandante del Ejército, general Antonio Cueto, han anunciado que acatarán el mandato presidencial, pero otras voces, como las de ex jefes militares ahora en reserva, se han mostrado muy críticas con el cambio.
“No podemos copiar un eslogan de un señor (en alusión al Che Guevara) que osó mellar la dignidad de nuestro país y mató a nuestra gente”, afirmaba esta semana en un canal de televisión Jorge Guardia, presidente de la Unión de Militares del Servicio Pasivo.
El diario La Razón publica que un grupo de suboficiales y sargentos tampoco acepta el lema revolucionario y piden que se cree uno propio porque, dicen, el histórico “Subordinación y constancia” es de origen alemán.
Políticos opositores denuncian que Evo trata de “arrodillar a las Fuerzas Armadas": así titula el ex presidente e historiador Carlos Mesa una columna periodística donde lamenta que se subordine al Ejército a un partido político y a un proceso ideológico, con una fórmula “alineada al marxismo”.
Mesa critica que Morales obligue al Ejército a gritar “la consigna que impuso el ex presidente Castro a sus FFAA cuando decidió que Cuba fuera socialista” en sustitución de la fórmula tradicional que, a su juicio, es un “ejemplo de la neutralidad” del Ejército.
Pese al aluvión de críticas, Morales ha confirmado que el cambio de lema es un hecho, que se ha debatido y acordado con los mandos militares y que los ex jefes militares críticos son “conservadores” y no quieren la “descolonización” de los cuarteles.
“Manejar armas por la patria es dar la vida por la patria” recuerda Morales a los detractores del “Patria o muerte”, a quienes advierte que tan antiimperialista como el polémico lema es la frase “morir antes que esclavos vivir” del himno de Bolivia.
También hay bolivianos que consideran “irrelevante” este debate, como el analista y politólogo Carlos Cordero, quien calificó la polémica de “distractiva” ante asuntos más importantes para el país como las elecciones regionales y municipales del 4 de abril.
IZQUIERDISMO DE EVO
Varios otros expertos políticos consultados por EFE opinan que el debate evidencia que el izquierdismo del presidente Evo Morales no es tan indigenista y ecologista como pretende, sino inspirado en un nacionalismo con fuerte base militar, como ocurrió en otros momentos de la historia del país, por ejemplo, la revolución de 1952.
En cualquier caso, el “Patria o muerte” ha dado mucho juego informativo estos días en Bolivia y algunos medios han buceado en los orígenes históricos de las consignas en liza.
Según el diario paceño La Razón, el “Patria o muerte” se empleó por primera vez cuando los mexicanos combatieron contra los Estados Unidos en la guerra de 1847 y dio lugar posteriormente a variantes en Cuba, en el Chile de Salvador Allende y en Argentina con el “Perón o muerte”.
En cuanto al “Subordinación y constancia”, algunos historiadores fechan la frase a principios del siglo XX y la atribuyen al general alemán Hans Kundt, que asesoró al ejército boliviano en la Guerra del Chaco contra Paraguay (1932-1935), cuando habría cobrado vigencia la frase.