16 abr. 2024

Pasaporte

Benjamín Fernández Bogado

Nuestro documento de identidad es bastante singular, como el país mismo. Tiene dos firmas agregadas a las del titular en la primera página. Uno certifica que la impresión digitopulgar es correcta y la otra, la del director del Departamento de Identificaciones. No contento con esto tiene otras dos, por las que se paga un canon. Una del Ministerio de Relaciones Exteriores, que certifica que las dos anteriores son reales y luego una cuarta firma del Ministerio del Interior, que dice que la de la Cancillería es correcta. Para conseguir el documento hay que tener pagados los impuestos al día, o sea también participa Hacienda en la producción del pasaporte. Lo singular y metafórico es que con todas estas demandas un “paraguayo naturalizado” llamado Ronaldinho recibe de regalo el documento a poco de arribar al país, en viaje de promoción de las obras de una dudosa filántropa y de un casino de propiedad de alguien investigado por el Lava Jato en su país de origen.

Cuando estalla el escándalo, el ministro del Interior responde con un sonoro “kóre” al titular de Migraciones, cuyos funcionarios no tienen autoridad ni capacidad para frenar el ingreso de alguien sospechoso al país. El empleado de Migraciones, en cualquier país serio del mundo, tiene uniforme y porta armas. Cuando observa algo raro llama a sus compañeros, que escoltan al sospechoso a una dependencia interna, donde nunca nadie las pasa bien. He visto eso innumerables veces en EEUU y Europa. Aquí el gatekeeper (portero al país) tiene una computadora no conectada a la base de datos de Identificaciones y por tanto no puede saber que Ronaldinho no es paraguayo naturalizado, que probablemente su impresión digitopulgar no sea suya y el número ¡corresponda a una mujer!

El empleado del Aeropuerto lo deja salir porque le esperan niños que quieren saludar al astro. Lo escoltan con patrullera policial como a un jefe de Estado, a pedido de una empresa de la que no se conocen antecedentes. Finalmente, cuando estalla el escándalo y el ministro del Interior califica de tartufo a su subordinado de Migraciones, policías y empleados fiscales se retratan alegremente con el indiciado de violar el artículo 246 del Código Penal, que sanciona con prisión de hasta 5 años al que usare un documento no auténtico. Todo mal y esto es lo que se sabe. Lo que no, debe ser todavía más escandaloso.

Unos 500.000 brasileños viven dentro de los 50 kilómetros de la frontera de su país origen habiendo comprado propiedades prohibidas por ley. ¿Cuántos tienen documentos paraguayos? ¿Cómo lo consiguieron? ¿O cuántos posibles terroristas al servicio de grupos criminales accedieron a los mismos por los mismos procedimientos de Ronaldinho? Son las preguntas que nos hacemos los paraguayos y queremos respuestas más claras de las autoridades. No queremos una justificación como la que dio Euclides Acevedo luego de su primer paso como ministro de Industria de Lucho: “no tenemos Estado”. Si eso continúa así, pues debemos deshacernos de los 320.000 funcionarios que simulan algo que no son, pero que al año cuestan miles de millones de dólares en salarios.

El pasaporte a ser un país serio se consigue en este tipo de cosas. La imagen del país ha quedado severamente dañada y confirmó que la corrupción sigue gozando de muy buena salud, ¡tanto que se saca selfie (se autorretrata) con los procesados y se celebra! Por eso nos siguen usando y abusando con tanta facilidad. Los operadores de este escándalo deben ser sancionados de forma ejemplar, de lo contrario seguiremos simulando ser un Estado, pero en realidad: fallido.

Más contenido de esta sección
Las ventas al público en los comercios pyme de Argentina cayeron un 25,5% interanual en febrero pasado, golpeadas por la pérdida de poder adquisitivo de los consumidores a causa de la elevadísima inflación, y acumulan un declive del 27% en el primer bimestre del año, según un informe sectorial difundido este domingo.
El mandatario decidió crear el fondo nacional de alimentación escolar esperando un apoyo total, pues quién se animaría a rechazar un plato de comida para el 100% de los niños escolarizados en el país durante todo el año.
Un gran alivio produjo en los usuarios la noticia de la rescisión del contrato con la empresa Parxin y que inmediatamente se iniciaría el proceso de término de la concesión del estacionamiento tarifado en la ciudad de Asunción. La suspensión no debe ser un elemento de distracción, que nos lleve a olvidar la vergonzosa improvisación con la que se administra la capital; así como tampoco el hecho de que la administración municipal carece de un plan para resolver el tránsito y para dar alternativas de movilidad para la ciudadanía.
Sin educación no habrá un Paraguay con desarrollo, bienestar e igualdad. Por esto, cuando se reclama y exige transparencia absoluta en la gestión de los recursos para la educación, como es el caso de los fondos que provienen de la compensación por la cesión de energía de Itaipú, se trata de una legítima preocupación. Después de más de una década los resultados de la administración del Fonacide son negativos, así como también resalta en esta línea la falta de confianza de la ciudadanía respecto a la gestión de los millonarios recursos.
En el Paraguay, pareciera que los tribunales de sentencia tienen prohibido absolver a los acusados, por lo menos en algunos casos mediáticos. Y, si acaso algunos jueces tienen la osadía de hacerlo, la misma Corte Suprema los manda al frezzer, sacándolos de los juicios más sonados.
Con la impunidad de siempre, de toda la vida, el senador colorado en situación de retiro, Kalé Galaverna dijo el otro día: “Si los políticos no conseguimos cargos para familiares o amigos, somos considerados inútiles. En mi vida política, he conseguido unos cinco mil a seis mil cargos en el Estado...”. El político había justificado así la cuestión del nepotismo, el tema del momento.