–¿Cómo visualiza el futuro del Paraguay?
–Yo encontré a Paraguay hace cuatro años con todos los elementos de población, recursos naturales abundantes, energía limpia, condiciones fiscales muy favorables, política económica prudente, amistosa para el inversor, etc., etc., y con todo ese paquete, como un país muy preparado ya como para dar el gran salto a un desarrollo económico y social más pleno.
Me voy cuatro años después y dejo el Paraguay con las mismas circunstancias de estar plenamente listo para dar el salto. Las condiciones están, sin dudas, y la política de este gobierno y de los inmediatamente anteriores han favorecido esas condiciones con grandes inversiones en infraestructura muy importantes. Mi deseo es que ese salto lo dé Paraguay cuanto antes, porque realmente tiene las condiciones, y mucho lo merece.
–¿Qué cree que haría falta para que ello se produzca y con éxito?
–Creo que hay un sector que merece más atención, y el Gobierno lo sabe. Lo dice en público y nos lo ha contado en privado en las reuniones con los visitantes. Me refiero a la educación. Paraguay necesita mejorar y profundizar la educación de la población.
Es necesario que se asuma como causa nacional y que esta de frutos. Y esto va mucho más allá de las políticas de Estado y de invertir. Paraguay tiene un buen ratio de acceso a la educación, que ya es un buen primer paso.
El problema es la calidad de esa educación. Entonces, además de invertir en escuelas, en formación de profesores, hace falta mucho más. Hace falta concienciación social, es importante que el paraguayo medio sea consciente de lo importante que es la educación.
–¿El tema es quién crea esa concienciación?
–¡Ah! (suspira), sí. Es una tarea de poco a poco. Hay que lograr que la gente comprenda que es más beneficioso ser educado que no serlo. Hablamos de la basura en los raudales, eso es intolerable en Paraguay o en la Conchinchina. La gente tiene que ser consciente.
Debo decir que reconozco que la población paraguaya, en general, es de gente estupenda, acogedora, encantadora, muy solidaria. Ahora, eso sí, sin demasiado espíritu cívico. Ese espíritu cívico hay que cultivar.
–En mayo pasado tuvo lugar la visita a Paraguay de la ministra de Exteriores de España, después de 6 años de la última visita de un canciller español. Se acordó generar condiciones que favorezcan la recuperación económica pospandemia. ¿Qué quedó diagramado para impulsar las inversiones y aumentar el comercio bilateral?
–Tanto el Gobierno español como el Gobierno paraguayo estamos de acuerdo en que esos temas son más de la iniciativa privada. Los gobiernos ponen las condiciones, intentan estimular, ponen facilidades, pero luego el que se produzca la inversión o el aumento del comercio bilateral depende de los operadores privados que tomen la iniciativa.
En cuanto a las condiciones sí hay algo que esperamos y que lleva tiempo parado y está pendiente de ser reactivada y es un acuerdo para la exoneración de la doble imposición, que es una demanda en concreto en España.
De los posibles inversores interesados en hacer inversión fuera de nuestras fronteras, cuando miran a posibles destinos, entre ellos puede ser Paraguay. Una de las preguntas que le hacen al Gobierno español es si tenemos convenio de doble imposición con ese país. Y no lo tenemos. Y esa sí es una actividad de los gobiernos.
Una de las misiones que tenía cuando llegué aquí era intentar impulsar un acuerdo para eliminar la doble imposición y me estoy yendo, y aún no lo hemos firmado.
–¿Por qué razón?
–Con el sistema fiscal paraguayo que había hasta la reforma que entró en vigor en enero de 2020. Lo que España pide a cualquiera de sus socios en un acuerdo de doble imposición, para el Paraguay era muy perjudicial. Yo realicé mis análisis aquí, hablé varias veces con la gente de Tributación, estudié los borradores, y el diagnóstico que presenté a mis autoridades fue: Paraguay es un país amigo, lo que le pedimos es perjudicial para ellos, no podemos insistir en ello. Esa fue la razón por la que una negociación que se había iniciado en 2014 había parado y no se había hecho nada en estos años. Pero a raíz de la reforma fiscal que se realizó y entró en vigencia en enero de 2020, Paraguay tiene margen y, de hecho, sobre la base de esta nueva regulación fiscal nacional los técnicos nos han hecho una contraoferta. Pero llegó la pandemia, y no nos ha ayudado para avanzar en esta materia. Reconozco que el tema está en el tejado español, ahora nos corresponde a nosotros convencer a los técnicos del Ministerio de Hacienda de España que se sienten, pongan codos sobre el borrador paraguayo y estudien las nuevas propuestas y podamos dar una respuesta.
–¿Daría un impulso a este tema y a otros el que se concrete la visita, varias veces postergada, del presidente Abdo Benítez a España?
–Como sabemos todos los ministerios de Relaciones Exteriores, una visita de alto nivel es el mejor revulsivo para acelerar cualquier cosa que se tenga pendiente firmar. Tenemos la esperanza de que cuando se concrete la visita del presidente Abdo sea un revulsivo para intentar que, sobre el acuerdo de doble imposición, mis colegas del Ministerio de Hacienda se pongan a ello con un poquito más de urgencia de la que conseguimos hasta ahora.
Cuando la ministra de Exteriores estuvo en Asunción, reiteró que consideramos al presidente Abdo muy bienvenido, lo consideramos como el primero en la lista de pendientes de visita de alto nivel del continente americano a España. Esperamos concretarla los primeros meses del año que viene.
–La cooperación española 2020-2023 compromete un presupuesto indicativo de 142 millones de euros; casi el 50% de los recursos estimados están destinados al área de agua y saneamiento. ¿Queda mucho por hacer en este campo aquí?
–Sobre los proyectos en Paraguay, tenemos que distinguir dos sectores: el agua y el saneamiento. El agua limpia y el agua sucia, por simplificar. En cuanto al primero, el suministro de agua limpia en Paraguay, que tiene aguateras y Essap, está bastante extendido. Pero no en la zona del Chaco, donde está el gran proyecto en marcha del acueducto. España ha financiado, junto con el BID, lo que llamamos el acueducto secundario, que es la distribución desde los depósitos centrales en Loma Plata, Filadelfia y Neuland, a más de 50 comunidades. La inmensa mayoría de caños y canillas están ya instalados. El problema de llevar agua potable a la gran zona del Chaco Central, habitada, productiva, es que no llega aún el agua limpia a los depósitos centrales. El acueducto lleva siete años de retraso.
–¿Y el agua sucia?
–El saneamiento es la gran asignatura pendiente. Los cursos de agua de Paraguay necesitan urgentemente depuración. Sin ir más lejos, la Bahía de Asunción, y todos los ríos de Paraguay. No puede ser que la población siga tirando las basuras a los raudales. Ahí hay una parte también de educación muy importante.. En saneamiento hay un déficit importante y España está muy dispuesta a colaborar.
ENTREVISTA AL EMBAJADOR SALIENTE DE ESPAÑA, JAVIER HERNÁNDEZ PEÑA
Una de las misiones que tenía cuando llegué era impulsar un acuerdo para eliminar la doble imposición. Aún no lo firmamos.
El saneamiento es la gran asignatura pendiente. Los cursos de agua de Paraguay necesitan urgentemente depuración.
Paraguay necesita mejorar la educación de la población. Esto va mucho más allá de las políticas de Estado y de invertir.