18 abr. 2024

Papá canguro, una incubadora humana que salva vidas

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Alfredo reemplaza por las tardes a Sonia para ser canguro.

José Molinas

Karina Godoy

Es el primer día que le tocará a Alfredo López fungir de papá canguro y conmemorará a la par su primer Día del Padre, asumiendo el rol de progenitor y de incubadora humana. Él, asustado pero feliz, sostiene el frágil cuerpecito de 1.450 gramos de su niña María Abigail y lo introduce con cuidado bajo su remera para brindarle calor a la hija que lucha por vivir.

La bebé al principio suelta un pequeño llanto, pero luego se acomoda, cierra los ojitos y continúa el dulce sueño sobre su colchón humano. Alfredo queda casi inmóvil y sin pronunciar muchas palabras. Se muestra preocupado por si la estará sosteniendo de la mejor manera. La madre de Abigail, Sonia López, los observa emocionada. Juntos los tres están superando de a poquito una difícil prueba.

María Abigail López acaba de completar 33 semanas de desarrollo de vida, fuera del vientre materno. Nació con apenas 29 semanas de gestación. Su primera batalla ya la venció; logró salir de la unidad de cuidados intensivos. Ahora enfrenta otra etapa en terapia intermedia, en el Hospital Materno-Infantil San Pablo. Pero este desafío ya lo hace con la participación activa de sus padres, quienes actúan como incubadoras humanas, a través del método canguro.

“El método es básicamente el contacto del bebé prematuro, piel con piel, con la mamá o el papá. El hecho de que le abracen al bebito crea un microclima parecido al útero. Como el pequeño se siente contenido, no llora y gana crecimiento, ya que con el llanto gasta energía y pierde peso”, comenta el doctor Domingo Bogarín, coordinador de la Sala de Canguros del Hospital San Pablo.

beneficios. El método –que cada vez logra el acompañamiento de más papás– mantiene una temperatura estable, ayuda a aumentar rápidamente el peso del bebé, contribuye con el desarrollo neurológico, ayuda a la lactancia materna como el mantenimiento de esta en el tiempo, dice el doctor Bogarín. El especialista señala que este tipo de tratamiento se puede aplicar tanto para los prematuros como para niños que nacen con bajo peso.

Cuando están en terapia, el “cangureo”, como lo llaman habitualmente, lo realizan en tiempo intermitente, mínimo dos horas. Luego pasan a la sala de canguros, “un lugar de adaptación donde observamos cómo van a manejarlo cuando vayan a la casa, no es fácil cuidar a un bebé prematuro. Una vez que va de alta le pedimos mínimo 12 horas y lo ideal es 24”, destacó.

En este sentido, Bogarín señaló que el acompañamiento del padre es fundamental, ya que deben turnarse con la madre para continuar el tratamiento que requiere de tiempo completo. En caso contrario, como canguros también pueden actuar los abuelos, tíos y hermanos; la idea es que el círculo cercano pueda ofrecerle calor, hasta el periodo que el chico desea.

“Cuando empieza a estar irritable, al estar en pleno contacto, el tratamiento ya fue suficiente. Depende de cada chico; hay otros que llegan a los seis meses y les sigue gustando estar piel con piel. Esto no significa que el niño puede llegar a ser lája vai (malcriado), esto genera mayor afecto”, destaca el doctor.

Aunque en su mayoría son las madres quienes realizan esta actividad, el galeno afirma que la cantidad de padres que se someten también va en aumento, como el caso de Alfredo, quien al notar lo cómoda que se siente su hija en su pecho, ahora logra estar relajado.

24 horas es ideal realizar el método tras el alta, hasta que el bebé decida suspender.

15 es el promedio de prematuros al mes que están bajo el método canguro en el San Pablo.

El método canguro es importante para aumentar el peso del prematuro y el desarrollo neurológico.Domingo Bogarín, neonatólogo.

Buscamos al bebé durante tres años y cuando nos dimos por vencidos llegó de sorpresa.Alfredo López, papá primerizo.