09 feb. 2025

OPINIÓN PÚBLICA

Fuenteovejuna tomó la Bastilla
Ellos actúan en la oscuridad. Transan. Se enriquecen. Manipulan a sus lacayos. Ellos son peligrosos, malos, asesinos, crueles, impiadosos. Son seres corruptos, descompuestos, degenerados, sin ápice de vergüenza, con almas envilecidas, sucias y putrefactas. Muchos de ellos son senadores, diputados, jueces, funcionarios, empresarios. La mayoría de los malos no tiene límites. Aquellos que incursionan recientemente creen que tienen escrúpulos. Pero no existe gente medio buena ni medio mala. O son o no son. A los tibios, los desprecia Dios. Tienen en común su ambición, su servilismo al dinero. Ellos se juntan en la oscuridad.
Por otra parte están sus víctimas: Destrozados en cuerpo y alma, doloridos, sangrantes, con los ojos secos de llorar; hambrientos de justicia, impotentes, clamando al cielo ¡piedad! Son los sobrevivientes del Ycuá Bolaños. Muchos de estos sobrevivientes no estuvieron en el incendio. Sobrevivieron a algo más duro que el fuego: El dolor de perder a una madre, a un padre, a un hermano, ¡a un hijo!, a un niño pequeño, a una niña; al tesoro más grande que puede tener un ser humano. Ellos son los sobrevivientes del dolor. Van por el Paraguay arrastrando su inmensa herida sangrante. Este dolor duele más que las llagas y que las quemaduras. Es un dolor que la morfina no puede calmar. Es un dolor indescriptible.
Estos sobrevivientes fueron día a día con la esperanza de que la Justicia paraguaya les resarza de tanta pena. Asistieron a los tediosos trámites. Presenciaron el circo público. Pero no tuvieron acceso al oscuro escenario donde se decidieron las sentencias.
Salemma, un empresario que una vez afirmó que su administrador era el propio Cristo, tiene un solo Dios que es el Dinero. Él salvó a otro adorador del dinero que son los Paiva, prestanombres de oscuros personajes que cimentaron su fortuna en la época de Stroessner.
Centenares son las víctimas de los Paiva y sus socios, personajes influyentes que se esconden en la oscuridad.
Pero FUENTEOVEJUNA se despertó el martes 5 de diciembre. Tomaron la Bastilla del depósito de los Paiva. Saqueo, violencia. Los sobrevivientes del Ycuá Bolaños respondieron con violencia a la violencia institucional de la Justicia paraguaya, uno de los tres brazos de este monstruo que alimenta el pueblo y que se llama Gobierno paraguayo.
María Doddi Báez, Manuel Aguirre y Elvio Ovelar. La guardia buena es Doddi Báez. ¿Habrá hecho más méritos para ser la Pilatos? Los que hicieron el trabajo sucio, Aguirre y Ovelar. ¿Quiénes están detrás de todo? ¡Los mismos de siempre! El monopolio del mal lo tienen los mismos mafiosos cuyo nombre Ud. y yo conocemos, que se creen demasiado astutos pero que se ponen en evidencia con sus propias declaraciones.
María Luisa Ferreira

El caso Ycuá Bolaños y nuestra frágil memoria
Cada vez me siento más asombrada de la poca o escasa, por no decir nula, memoria que tenemos. No puedo creerlo: ya no solo nos roban descaradamente los políticos, sino además ahora la Justicia dice que somos ciegos, y yo le agregaría sordos y mudos.
El otro día veíamos cómo unos cuantos estudiantes de medicina luchaban por algunas monedas que nos robaban los parlamentarios y todos decíamos que estaban locos. No los parlamentarios, sino los estudiantes, como si fuera que estuvieran luchando por un sobresueldo, un segundo aguinaldo o por cinco millones de combustibles mensuales, y hasta donde yo entendí solo lo hacían para tener una curita más para tapar las 8 puñaladas de la próxima víctima asaltada en un colectivo rumbo al trabajo.
Aunque ahora lo pienso mejor, ¿será que no nos acordamos o tenemos tan poca acción ante estas cosas? Cómo puede ser, si todos, y digo todos, fuimos testigos de lo que pasó el 1 de agosto. Algunos por televisión, otros en frente al supermercado Ycuá Bolaños, otros en los hospitales, buscando a sus hijos, a sus madres, a sus esposas, esposos, nietos, nietas, vecinos, vecinas, amigos, amigas, novios, novias, tíos, tías, abuelos, abuelas, hermanos, hermanas, y ahora que lo recuerdo, esa lista era interminable, tanto que hasta hoy existen familias que no pudieron enterrar a sus seres queridos, familias que enterraron algunas partes, familias que solo tienen las cenizas de sus seres queridos y puedo asegurar que a veces les salta la duda de si son ellos realmente.
Quizás sea muy descriptiva, pero si usted no lo recuerda, yo sí ...y esas familias también.
Me decidí a escribir por los comentarios fríos, por los comentarios de “a mí qué me importa si no me afecta” que estoy escuchando de las personas que lo ven por televisión.
A mí me duele, y si bien no perdí algún familiar (por suerte, porque se salvaron como 7) todavía puedo sentir el dolor que trasmiten esos huérfanos, cuando me comentan mis hijas, cuando se acuerdan de sus madres fallecidas.
Se sentía en el aire la esperanza de todos los afectados por una gota de justicia y hoy no solo los jueces les dieron la espalda, sino todo el Paraguay. Estoy de acuerdo que el vandalismo no es la mejor manera, pero también pienso que el vandalismo disfrazado de “leyes” solo nos perjudica, y no solo particularmente sino como país.
Quizás estas sean solo palabras que hasta pueden no tener sentido, pero escribo con la imagen de aquel policía que salvaba a nuestro Enzo. Nunca se aclaró del todo si era él o no, pero si no lo era, hoy la Justicia paraguaya lo mató y nosotros también, cerrando de nuevo las puertas de nuestra comprensión.

Griselda Elizeche