09 feb. 2025

OPINIÓN PÚBLICA

Sobre la educación
Se habla tanto de que la educación es el único medio para hacer de una empresa, un barrio, un pueblo, toda una nación, viables y fructíferos. Sin embargo, no comprendo por qué se hace de ella un vil y sucio comercio (donde lo único que importa es el lucro).
A costa de los alumnos se enriquecen los dueños, sin importarles que el plantel de docentes sean lo suficientemente preparados, eficientes y capaces de afrontar y paliar la ignorancia y el desconocimiento de los alumnos.
Para ser más específica, hablo de lo que día a día me toca vivir y realmente me atañe, estoy refiriéndome a la Universidad (que significa: instituto de enseñanza superior). Ironías, ¿no?
Todo el plantel de las universidades tendría que proponerse en hacer crecer al alumno en su conocimiento y prepararlo para los desafíos que existen.
Pero desde mi óptica lo veo tan difícil y, para ser más drástica, imposible, que los docentes que hoy nos ofrecen las universidades logren este propósito.
Hacerle comprender al alumno algunas frases muy ciertas, como lo dice Bill Gates: “La vida no se divide en semestres. No tendrás vacaciones de verano largas en lugares lejanos y muy pocos jefes se interesarán en ayudarte a que te encuentres a ti mismo. Todo esto tendrás que hacerlo en tu tiempo libre”.
¿Cómo sería posible que el escaso conocimiento de nuestros profesores sirva para saciar nuestras dudas y en varias ocasiones impertinentes cuestionamientos?
No quisiera desmeritar el trabajo de unos pocos, pero lastimosamente la excepción es ínfima.
Con el fin de disminuir los gastos corrientes (pago de salarios a los profesores) los directivos son capaces de inmolar a los alumnos, sin darnos esa única oportunidad de utilizar el 10 de los mejores maestros, pero maestros con todas sus letras, como nuestra base de conocimiento.
El día en que estos señores (directivos de las universidades) que se creen dueños de nuestros conocimientos y son capaces de manosear de la forma en que lo hacen, ofreciéndonos docentes mediocres, incapaces, incompetentes, con nula vocación de enseñanza que se mofan de los verdaderos maestros, se den cuenta y sepan realmente que la verdadera inversión sería darnos extraordinarios referentes que nos sirvan de empuje y ejemplo para forjar una sociedad de oportunidades, ese día podremos hablar de lo que realmente importa, la viabilidad de país.
Noelia Ruiz Díaz Salas
C.I 4.037.984

¿De sacerdote a mesías?
¿Quién nació un 25 de diciembre, hace más de 2000 años atrás? Indudable: Jesús, el Mesías, el Salvador del Mundo, el Redentor, Señor de Señores y Rey de Reyes.
Tal como los profetas anunciaran con miles de años de antelación, Dios envió a su Hijo para salvar al mundo de los pecados de la humanidad.

Jesús, nacido en Judea, a kilómetros de Jerusalén, capital de la antigua Palestina, llegó en un humilde establo, acompañado de José y María y un rebaño de pastores. Allí se iniciaba la hermosa historia de salvación para el mundo.

Todos festejamos ese día con especial énfasis y particular devoción. Las iglesias con más razón que nunca se arriman y buscan trasmitir con fuerza la fe, la esperanza, el perdón. Sus representantes verdaderos se vuelcan totalmente a la espiritualidad, alejándose del consumismo material o de las codicias terrenales, para dar paso a la reflexión sobre el mundo del más allá, buscando reunir cristianos comprometidos con una vida en la cual vivan en el mundo sin pertenecer a ella.

Sin embargo, he notado el día de Navidad una actitud más que llamativa, preocupante y peligrosa. Como queriendo replicar la historia de Jesús: No en Judea, sino en Paraguay, a más de 300 kilómetros de la capital, Asunción, frente a una humilde cabaña de Encarnación, residencia de sus padres y rodeado de unos cuantos miembros de su “rebaño”, un hombre, sacerdote, dedicado hasta entonces a la vida espiritual decide “replicar la llegada del Mesías”, siendo él y no Jesús el actor principal de la historia.
Sí, Señoras y Señores: Fernando Lugo Méndez.
Ubicado frente a la humilde vivienda, alejado de la capital, rodeado de sus padres y rebaño pretende trasmitir de forma subliminal el nacimiento de un nuevo mesías.
Esta llamativa situación no debe pasar por alto, no se trata de una simple coincidencia.
Ya tuvimos como experiencia cercana la actitud mesiánica de un militar, hoy preso, que utilizaba la necesidad de su prójimo para promesas falsas y recompensas inagotables a cambio de un apoyo que le sirviera para llegar al poder y “alinear como velas” a quienes no lo siguieran.
Hoy, un hombre con mayor preparación en el manejo de masas, gracias a la utilización que hizo de la Iglesia Católica para llegar a la gente, deja la vida sacerdotal para dedicarse a asuntos terrenales: la política. Si la ley canónica y la electoral le permiten bajar a competir en ese mundo peculiar, creo que tiene el mismo derecho que cualquier otro ciudadano paraguayo, pero no puedo dejar de lado las llamativas actitudes de este hombre que deja hostias y encabeza manifestaciones, que deja la “reconciliación”, base de la función eclesial, para recurrir al “enfrentamiento” con otros sectores y dividir. Un antagonismo extremo.
Incoherencia total.
Me limito a referirme a actitudes públicas y que pueden constar, para no entrar en las dudosas relaciones con grupos guerrilleros, de secuestradores o simples relaciones amorosas que dejaron frutos en la vida. Eso dejo en manos de los investigadores.
Hoy sólo me preocupa un sacerdote que tiene todo el comportamiento de un verdadero mesiánico.
¿De sacerdote a mesías? Ni lo uno ni lo otro. Sólo un hombre peligroso.
Mauro José Portillo