De acuerdo con los datos, de cada cuatro mujeres que son diagnosticadas al día con cáncer de mama, una o dos fallecen por la afección. Y, según las estadísticas de 2020, en el país se registraron 12.920 casos de cáncer general, de los cuales 1.945 correspondían a cáncer de mama y 1.175 al de cuello uterino, siendo este último el de mayor nivel de mortalidad.
Según la Organización Panamericana de la Salud, en la Región de las Américas, el cáncer es la segunda causa de muerte. Se estima que 2,8 millones de personas son diagnosticadas cada año y 1,3 millones de personas mueren por esta enfermedad anualmente. Aproximadamente, el 52% de los nuevos casos de cáncer ocurre en personas de 65 años o menos; y, si no se adoptan más medidas, se prevé un incremento a más de 4 millones de nuevos casos y 1,9 millones de defunciones por cáncer para el año 2025.
Este es un muy triste y preocupante pronóstico, ante el cual la prioridad principal sigue siendo apuntar a la detección precoz. La detección temprana contribuye a evitar el desarrollo de la forma grave de la enfermedad, y con ello se puede lograr incluso un 90% de probabilidad de cura.
Pero los números y las estadísticas son mucho más que eso, representan el dolor y el sufrimiento de miles de mujeres y representan también el sufrimiento de familias enteras, ausencias que pesan a la sociedad paraguaya.
Sin embargo, también es válido preguntarse como sociedad, de qué sirven las acciones de pintar todo el país de color rosa, e inundar los medios y redes sociales con discursos cuando es tan grande el déficit de infraestructura como los centros de mamografías, en los hospitales a lo largo y ancho del país, para realizar los estudios tan necesarios. O, como es el caso de las pacientes con cáncer, que con frecuencia deben suspender sus tratamientos por falta de medicamentos en los servicios públicos o en el Instituto de Previsión Social.
ÚH publicó el revelador testimonio de una paciente. Esta persona padece cáncer de mama con metástasis y sufre cada mes por el desabastecimiento de medicamentos oncológicos en el seguro social. En estos casos debe suspender el tratamiento o hacer un gasto millonario de bolsillo. La paciente asegura que con la enfermedad en estadio de metástasis y con la deficiente cobertura del IPS, reduce cada vez más su esperanza de vida. Otra entrevistada denunciaba que recientemente agendó un estudio de mamografía, pero le dieron turno recién para enero del 2023.
En el año 2016 se realizó un estudio comparando la situación de Paraguay con países desarrollados; esta investigación reveló que de 100 personas que mueren a causa de estas enfermedades, 20 a 30 podrían haber sobrevivido. Una de las claves es sin dudas la detección precoz, pero para ello es necesario infraestructura al alcance de todos, y lo mismo se debe afirmar respecto a la accesibilidad a medicamentos.
Para las pacientes que aguardan por medicamentos o por una mamografía, resulta toda una ironía ver los pasillos de los hospitales y las oficinas luciendo un listón rosa cuando carecen de insumos esenciales para tratar la enfermedad.
La campaña Octubre Rosa es muy importante, sin embargo, a nivel del Estado son necesarias acciones más decididas. Una de las prioridades sin dudas debe ser el considerable aumento en el Presupuesto General de Gastos para el rubro de salud.
Es inaceptable seguir escuchando testimonios de mujeres que luchan contra el cáncer, pero deben mendigar atención y medicamentos. Esta jornada debe ser una oportunidad para aumentar la conciencia y llamar la atención sobre la prevención, pero también sobre el derecho al acceso a una atención digna en salud.