En el octavo día del novenario de la Virgen de Caacupé, la homilía de este jueves estuvo a cargo de monseñor Sebelio Peralta, obispo de San Lorenzo, y el tema del día fue “La coherencia entre la fe y la vida es el mejor testimonio para la sociedad”.
Como primer punto cuestionó que varios paraguayos se autodenominen ser católicos, apostólicos, romanos, solo por una cuestión de religiosidad popular heredada desde la época de la evangelización de los pueblos indígenas durante la conquista. “El paraguayo está arraigado a una profunda religiosidad popular heredada de generación en generación, sin embargo, tiene poco impacto nuestro catolicismo en la sociedad”, aseguró.
Además, dio duras críticas a la clase política, que según alego, no guarda coherencia entre sus discursos y su accionar. “Si miramos en nuestro país, a nuestros políticos y los grandes dirigentes, a pesar de ser católicos no demuestran ningún peso ni ponen en práctica lo que dice creer”, sentenció.
Agregó, que los políticos necesitan de mucha integridad moral, teniendo en cuenta que ella, en el sentido cristiano significa el autodominio para hacer el bien “para ser servidor de la verdad y del desarrollo en nuestras tareas sin dejarnos corromper por favores, interés personales y ventajas”.
“El misionario, el cristiano, que antes eran agentes pastorales y concurrían a la Iglesia, se meten en la política y... hasta luego”, lamentó y aseguró que muchos de ellos luego salen a votar a favor de la mentira y la corrupción.
En este grupo también mencionó a los empleadores, quienes, según el obispo, no pagan salarios justos, pero van a misa todos los domingos.
Lamentó que el catolicismo no sea entendido por las personas que dicen profesarlo, teniendo en cuenta que el amor y respeto al prójimo, así como la solidaridad y la Justicia, bases fundamentales de esta doctrina.
Perder el respeto
“Otras señales de preocupación en el ambiente católico es la concepción de la vida, hombre y mujer, de a poco fuimos perdiendo el respeto que nos inculcaron las personas con más experiencia y no ponemos en práctica sus consejos”, refirió al dejar entender que la homosexualidad no puede ser tenida en cuenta para la misión básica de las familias la cual es procrear.
También habló de los jóvenes y dijo lamentar que no tomen en cuenta lo inculcado por los adultos y las personas con más experiencia. “Solo ellos tienen la razón, no se les puede discutir porque allí te recuerdan sus derechos, pero no tienen ninguna obligación”, alegó.
En cuanto a las intenciones existentes sobre la legalización del aborto, el obispo señaló que “Dios da la vida y las personas no tienen derecho a decidir sobre ella, ni si quiera sobre la de sus hijos”.