Con la pregunta ¿Qué irrita a los paraguayos? se inicia un interesante y ameno artículo en la revista Selecciones de Argentina de este mes. En la misma se detallan una serie de situaciones triviales que a los paraguayos nos sacan de quicio.
Las basuras tiradas en las calles y veredas, que se fume en áreas reservadas para no fumadores, y que los ómnibus no se detenga en las paradas, son las tres situaciones que ocupan los primeros puestos de una serie de acciones irritables para los paraguayos.
Me parece interesante que la revista Selecciones, de tanta trayectoria y muy aceptada a nivel latinoamericano, dedique 6 páginas a una encuesta realizada vía telefónica a 200 paraguayos residentes en Asunción acerca de las acciones cotidianas que más le molestan.
Lo que no logro comprender es que con las repuestas que daban los encuestados se demuestra una vez más que nos quejamos de lo que nosotros mismos generamos en las calles. “Basura”
Es decir, nos irrita de sobre manera ver convertida a Asunción en un vertedero a cielo abierto, pero no somos lo debidamente conscientes para detenernos a pensar que la ciudad está así porque la gente que camina por sus calles y que viaja en los ómnibus y vehículos particulares se encarga de convertirlo en lo que es: una caótica ciudad colmada de desperdicios (ojo no me refiero a ciertos políticos de turno, sino a los papeles y desperdicios de todo tipo que inundan la capital).
Los que diariamente viajamos en ómnibus para llegar a nuestro lugar de trabajo actuamos de espectadores de toda la suciedad abismal que alfombra las ciudades que vamos atravesando. Por decir, viniendo de Limpio logro pasar por gran parte Mariano Roque Alonso y Loma Pytá, en donde la vista panorámica va de mal en peor.
La mayoría de los pasajeros que viajan en ómnibus tiran sin el más mínimo pavor cáscaras de caramelos, chicles, plásticos de gaseosas, cáscaras de banana y hasta incluso el resto de la yerba que utilizaron para el tereré en el estresante viaje a la capital.
Lo que en resumidas cuentas quiero enfatizar es que el paraguayo se queja de lo que él mismo genera todos los días y a su paso. En síntesis, conciencia ciudadana, cero.
Finalmente, nos irrita en demasía ver las basuras tiradas en las calles y veredas pero tampoco se hace nada para que este hecho se revierta.
Cuánto faltará para que nos pongamos a analizar que una ciudad limpia y ordenada depende de todos los que formamos parte de ella.
Si tan sólo aprendiéramos a educarnos y a utilizar mínimamente los basureros de las calles veríamos reducidas las acciones que tanta irritabilidad causan a los paraguayos. ¡Reflexionemos!