19 feb. 2025

No vino para quedarse

Patricia Dos Santos, socia de la ADEC.

Llevamos casi un año y medio de pandemia y por fin aparece una luz al final del túnel. Los datos de contagios, internaciones y fallecimientos bajan a cifras de hace meses y se levanta la esperanza en la gente. Empieza a moverse la rueda del consumo. Van aumentando las reuniones sociales y empresariales, los encuentros de amigos y familia, el retorno al trabajo presencial, buscando volver a vivir ese viejo normal que tanto añoramos.

En las empresas se habla mucho de cómo será el retorno a las oficinas cuando las cifras de vacunación nos den más seguridad. Y mientras muchos aseguraban que el home office vino para quedarse aparecen asombrosos titulares en la prensa empresarial, indicando que empresas globales, unicornios admirados por su apertura al cambio y disposición a la innovación como Google y Amazon encabezando la lista, piden a sus empleados que retornen a las oficinas.

La empresa iRH, dedicada a la investigación de las compensaciones, beneficios y buenas prácticas de gestión empresarial en nuestro país nos sorprendió con los resultados de una de sus encuestas de este año. Alrededor de 100 tomadores de decisiones de empresas industriales, comerciales y de servicios afirman que en el futuro solo el 20% de los trabajos se realizarán a distancia y que la tendencia es volver a considerar el home office más como un beneficio laboral que como una modalidad de trabajo generalizada.

Aquello que ayudó a salvar a una buena cantidad de empresas en el mundo al permitirles seguir operando a distancia, tecnológica mediante, no ha demostrado tener suficientes ventajas frente al trabajo presencial como para “quedarse”, como se esperaba.

Los profesionales del talento en las organizaciones afirman que la productividad de los primeros tiempos, donde la adrenalina y la novedad condujeron a niveles extraordinarios de eficiencia en condiciones muy hogareñas no es sostenible en el tiempo. Por un lado, por la falta de infraestructura en los hogares que no fueron construidos para trabajar desde ellos, por otro, porque la falta de digitalización de procesos y de habilidades para la gestión de equipos remotos en las empresas hacen difícil la coordinación de tareas. El trabajo a distancia requiere una trasformación profunda de la manera de gestionar, asignando objetivos y/o proyectos en vez de simplemente tareas y supervisando por medio de indicadores de productividad y eficiencia adecuados a ese enfoque.

Los vaivenes de la pandemia no nos permiten planificar, así que más allá de desear la vuelta al viejo normal, por algún tiempo más la manera híbrida de trabajar, parte a distancia y parte en la oficina, será lo normal. Por lo que ya no podemos postergar el desarrollo de este nuevo modelo de gestión. ¡Manos a la obra líderes!