18 feb. 2025

No permitir que la narcopolítica someta al Estado paraguayo

La investigación “Narcotráfico, posibles escenarios en el futuro cercano”, plantea los posibles escenarios en el Paraguay y advierte respecto de la expansión territorial de los narcotraficantes y su efecto en nuestra democracia. El nuevo aporte académico viene a sumar a la preocupación ya existente sobre el avance del crimen organizado y la narcopolítica sobre las instituciones del Estado. La contribución de la investigación apunta a una expansión territorial de las acciones de narcotraficantes, la cual ya se registra en el país; y al mismo tiempo sitúa el dedo en la llaga de un alarmante tema pendiente: la financiación de las campañas políticas. Paraguay dispone de una Ley de Financiamiento Político, sin embargo el proceso de control y trazabilidad del dinero sucio es aún endeble. Si no se pone un freno el narcotráfico, se seguirá expandiendo.

Nuestro país enfrenta actualmente el riesgo de sufrir la pérdida del control dentro de su territorio, esto ante el avance del narcotráfico. Una realidad que ya la han vivido otros países, en los cuales se han llegado a establecer verdaderas zonas libres de la competencia de las fuerzas públicas, ante la expansión territorial de las acciones de los narcotraficantes y el crimen organizado, que inicialmente solamente operaban en las zonas de las fronteras.

El sociólogo Carlos Aníbal Peris es quien abre desde la academia esta nueva línea de investigación, “Narcotráfico, posibles escenarios en el futuro cercano”, que plantea un primer escenario de una mayor expansión territorial de las acciones de narcotraficantes. Anteriormente los eventos ligados a este negocio se daban en lugares muy específicos, principalmente en la zona de la frontera seca entre Paraguay y Brasil.

Sin embargo, una incluso superficial mirada a nuestro entorno evidencia que los ajustes de cuenta, incautaciones o disputas entre las bandas del crimen organizado se han extendido a prácticamente toda la geografía nacional. El analista sostiene que los narcos se mueven desde una mirada geopolítica, en el sentido que saben que territorio es poder; por lo tanto, mayor territorio ocupado les permite control y dominio de esa zona, apuntando a una expansión del negocio a otros mercados. El sociólogo señala que el narco, al moverse en la clandestinidad, posee mayor capacidad de fuego y logística y como no sigue la lógica legal, si pretende un lugar en específico puede accionar en virtud de ello.

Otro aspecto que el investigador menciona es el del terreno político eleccionario. Al respecto indica que, por ejemplo, la eventual irrupción al Congreso Nacional de personas ligadas directa o indirectamente al narcotráfico se da como una consecuencia directa debido al escaso control en las campañas políticas de los mecanismos de financiación; especialmente en la modalidad en que sucede actualmente, donde los candidatos necesitan dinero para ubicarse mejor en las listas. El sociólogo afirma que ambos escenarios muestran que si no existe una política antidrogas clara y un mayor control en la financiación electoral, el narcotráfico se seguirá expandiendo en el Paraguay.

Esta es una advertencia que debería ser tenida en cuenta. Si bien es cierto que nuestro país dispone de una Ley de Financiamiento Político, un objetivo para el cual se debió recorrer un largo y sinuoso camino, esta normativa resulta insuficiente, tal como se puede comprobar de la realidad y de la práctica política, ya que no hace posible el control del flujo de dinero que financia las internas de los partidos políticos.

El proceso de control y trazabilidad del dinero sucio que potencialmente ingresa a las campañas es muy endeble. La democracia del Paraguay, recuperada hace apenas 33 años, después de una tenebrosa dictadura enfrenta un importante desafío.

El Estado paraguayo está bajo el ataque del crimen organizado y de la narcopolítica. Es tiempo de ponerle freno, o nos encaminamos inevitablemente hacia el modelo del narcoEstado o un Estado fallido.

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