Reconoció que en 2020 la política monetaria deberá arbitrar las presiones provenientes de la recuperación “moderada” del producto interno bruto (PIB), con una inflación convergiendo a la meta de 4%. A esto se suma la recuperación “tímida” de Brasil, con una posible pausa en la depreciación del real; y una Argentina en recesión, inestabilidad financiera y depreciación de su moneda.
Recordó que el efecto local de la situación de Argentina se sentirá en sectores como el comercio fronterizo y el turismo de compras. “(Ante) la depreciación del peso argentino, en términos reales podríamos pensar como una posibilidad el hecho de volver a bajar tasas, tratando de compensar el shock regional que vamos a recibir desde Argentina. Probablemente esto no se dé, producto de que no vamos a poder compensar por completo el shock que nos viene de Argentina: Vamos a compensar la inestabilidad financiera, pero no la inestabilidad real”, aseveró.
En el 2019, el BCP recortó en cinco ocasiones su tasa de política monetaria, desde el 5,25% en que se encontraba en enero hasta el 4% actual. Esta medida tuvo como objetivo generar un abaratamiento de los créditos para el público del sistema financiero local, a fin de impulsar el dinamismo económico.
En cuanto al área fiscal, la CPA Ferrere considera que el 2019 cerrará con un déficit (más gastos que ingresos en las arcas del Estado) que representará el 2,7% del PIB, un nivel superior a la proyección de 2,5% del Ministerio de Hacienda.
Para el 2020, la firma espera que este indicador retorne al tope dispuesto por la Ley de Responsabilidad Fiscal (LRF), de 1,5%.