El triunfalismo que demuestran algunas autoridades del Gobierno por el significativo número de personas que han podido vacunarse contra el Covid-19 en las últimas semanas (las cifras ya sobrepasan las un millón ochocientas mil personas inoculadas con primeras dosis, hasta ahora), resulta exagerado, principalmente cuando dejan traslucir una apresurada intención de obtener réditos electorales para el oficialismo colorado ante los próximos comicios.
En primer lugar, hay que recordar que fue posible lograr un alto número de personas vacunadas en las últimas semanas, no por los resultados de gestiones del Gobierno en adquirir vacunas a tiempo, sino por las generosas donaciones de administraciones de otros países, especialmente de Estados Unidos, que proveyó una primera partida de un millón de dosis de Pfizer, que ahora se refuerza con la donación de otra partida de un millón, con anuncios de ampliar la provisión, además de lotes menores también donados por Catar, España, Uruguay, Chile, México y otros países.
Por otra parte, hay que entender que la crisis sanitaria aún está lejos de ser superada. Aunque el promedio de fallecimientos por Covid se ha reducido a menos de la mitad de las cifras que nos situaron como uno de los países con más muertes por millón de habitantes en el mundo, todavía se mantiene un nivel de medio centenar de fallecimientos por día, y los hospitales y las Unidades de Terapia Intensiva siguen con alta ocupación de enfermos por coronavirus.
A ello se suma la comprobación de que la temible variante delta del virus, con un elevado poder de contagio, ya está circulando en nuestro país a nivel comunitario. Por ello resulta improcedente que las autoridades den a entender en sus declaraciones públicas que ya estamos superando la crisis sanitaria, ya que ello da pie a que mucha gente decida salir a la vía pública sin mantener los cuidados necesarios, tal como se ha podido comprobar el último fin de semana, con imágenes de grupos de personas, principalmente jóvenes, saliendo a recrearse en lugares como la Costanera de Asunción, en alegre aglomeración, sin usar tapabocas y sin mantener distancia, como si la pandemia ya hubiera terminado.
Hay que redoblar los esfuerzos diplomáticos para superar las faltas de las segundas dosis de algunas vacunas, que ya se empiezan a sentir en los locales sanitarios. Por ejemplo, la Séptima Región Sanitaria, en Itapúa, dio a conocer que los puestos de vacunación en el Parque de la Salud en Capitán Miranda, el Estadio Ka’a Poty en Obligado y el Colegio Militar de Suboficiales del Ejército (Comisoe) en San Juan del Paraná, en el Polideportivo Municipal de Natalio, en el Salón Municipal de Fram y el local de Giovanita Eventos en General Artigas, debieron suspender ayer la inmunización contra el Covid-19 por falta de biológicos. Esta misma situación también empieza a darse en varias otras localidades del interior, como en puestos de Central y en la misma capital, Asunción.
No servirá de mucho el despliegue si no se alcanza a cubrir el ciclo de las inoculaciones masivas, sobre todo ante la nueva amenaza de la circulación comunitaria de la temible variante delta. A no dormirse en los laureles, para salir adelante.