19 jun. 2025

“Niño viejo” motiva pesebre gigante

Tiene más de 100 años, pero es un niño recién nacido. Esta figura que representa al Niño Salvador del Mundo, tallada en madera, de una sola pieza, con más de un siglo de antigüedad, es protagonista de un pesebre gigante que la familia Jara arma en su casa de Itauguá Guazú cada fin de año, desde hace más de 5 décadas.

“Fue la abuela Liberata la que empezó con esta tradición”, comenta Julia Sánchez, bisnieta de la precursora de un pesebre que se fue haciendo cada vez más grande y visitado.

La bisabuela recibió la imagen como regalo cuando cumplió 15 años, y empezó a realizar el pesebre en torno a ella, año tras año. Luego se la dejó a su hija Julia, que a su vez se la heredó a su hija Ramona, quien es la que actualmente encabeza cada año el armado del Nacimiento.

Pero no es ella sola la que se entusiasma con esta actividad. Casi dos meses antes de la celebración de la Navidad, toda la familia se moviliza en torno a la elaboración del pesebre. Sus cuatro hermanos (Carlos, Darío, Marta, Víctor y Julia), cuñados y numerosos sobrinos, además de dos personas contratadas especialmente para ayudar en las tareas, ponen manos a la obra para poder terminarla.

El pesebre está montado en un espacio de 12 x 6 metros, bajo un galpón, rodeado por una parralera. Diez años atrás ya utilizaban 263 piezas para armarlo, luego el número siguió aumentando, pero ya han perdido la cuenta.

RENOVACIÓN. El pesebre nunca es igual. “Se desmantela y se vuelve a hacer diferente cada año”, resalta Julia. Muchos de los personajes van cambiando de roles en cada nueva presentación. “Por ejemplo, la imagen que el año pasado era la Virgen María, ahora es aguatera. El que era San José hoy hace de ángel. El rey ahora es un pastor”, relata Julia.

El 99 por ciento de las piezas son de cerámica de Areguá, a las que agregan muñecos hechos con material reciclado, luces, guirnaldas, globitos brillantes, plantas, piedras, montañas hechas con papel maché, entre otras tantas cosas.

La obra terminada es visitada por numerosas personas durante estos días y hasta Reyes, especialmente porque la casa está ubicada sobre la ruta que une Itá con Itauguá.

OBRA GENUINA

La imagen del Niño Salvador del Mundo, en torno a la cual la familia Jara arma su pesebre cada año, es una obra genuina de más de 100 años. Fue tallada en madera, de una sola pieza, y, hasta hoy, solo fue restaurada dos veces.

Es un niño robusto que está de pie, sosteniendo un globo terráqueo con una cruz en su mano izquierda y con la mano derecha en posición de bendecir.

En Navidad, los Jara lo colocan acostado en el pesebre, pero en Año Nuevo lo ponen de pie.

Esta imagen es el eje del pesebre gigante de Itauguá Guazú, que muchas personas visitan en esta época y hasta el día de Reyes incluso.