Piensa quedarse por un buen tiempo. No siente en su piel la derrota ni la humillación y promete buscar por todos los medios lograr su objetivo, cueste lo que cueste, chille quien chille. Ese deseo lo tiene metido en la mente; es lo que quiere desde hace mucho tiempo.
Para tomar esa decisión tuvo que discutir largamente con su familia. Le dijeron que no, le pidieron por favor, le rogaron que desistiera de su intención. Pero no, su obstinación está primero. Hasta ahora, nadie pudo frenar su ambición de tratar de hacer cumplir su sueño (o su pesadilla)...
Creerá usted que hablo de Nicanor, que busca quedarse por mucho tiempo más y no siente derrota ni la humillación (por su gestión, diría yo) y tiene la reelección metida en la mente. Y si cree que en el título se puso una “a” de más, no fue así.
Nicanora (sí, el nombre femenino de Nicanor) es una peluquera de Ciudad del Este que decidió, como miles de compatriotas, viajar a España para trabajar. No tuvo suerte e integra la larga lista de compatriotas que en los pasados días fueron deportados.
“Ella no se rinde y asegura que volverá a Europa dentro de muy poco”, contó Última Hora el miércoles, al hacerse eco de la historia de esta mujer, esposa y madre de cuatro hijos. “Pienso que esta vez no tuve suerte, pero otro día podrá ser”, dijo ella con rabia cuando pisó de nuevo tierra paraguaya.
Nicanora entró al registro de deportados. Probablemente también figura entre las más de 110 mil personas que retiraron pasaportes en los últimos 3 meses (la mayoría para viajar en busca de trabajo) y si se quedaba en España iba a integrar la lista de cerca de 50 mil paraguayos que están ahí ganando un poco de dinero.
Tal vez sin saberlo, también estaba a punto de ser parte de los porcentajes de migración que se calculan a nivel internacional. De los compatriotas que están en España, el 66,2% son mujeres, según el Fondo de Población de las Naciones Unidas. Ella y otras, de seguro, iban a lograr que ese dato se modifique, para arriba.
Nicanora, como otras personas, tomó la decisión de salir del país en busca de un mejor horizonte porque, sencillamente –me imagino– cree que en Paraguay no hay futuro. Tal vez se enteró de que en el país unas 130 mil personas deben ingresar cada año al mercado laboral, pero la economía solo genera 30 mil puestos.
Nicanora no tiene nada que ver con Nicanor. Apenas el nombre con diferencia de una “a”. Ella es la víctima de un sistema político-económico que no da respuestas a la gente. Ella, más que sueño, vive una pesadilla intentado dejar su patria, su familia, su gente. Y mientras de seguro ahora buscará cómo pagar el pasaje frustrado, el otro, aunque no cumple su sueño de la reelección, piensa seguir viviendo en este país de “maravillas” que tan bien definió Herminio y que solo beneficia a una rosca empotrada en el poder.