Hoy, las mujeres iniciaron la protesta en las escalinatas del Tribunal Supremo, cuyos magistrados tumbaron a principios de verano la reforma migratoria de Obama, y marcharon hasta la Casa Blanca para reclamar al presidente que haga “todo lo posible antes de terminar su mandato” en enero para proteger a los indocumentados.
“Como mujeres inmigrantes, hacemos un llamado al presidente Obama a que utilice sus últimos meses en el cargo para detener las deportaciones. Él tiene el poder para asegurar que mi familia no sea separada”, dijo en un comunicado Ana Cañenguez, una madre indocumentada de Utah con orden de deportación.
Hace un año, un centenar de mujeres recorrieron las 100 millas que separan un centro de detención de inmigrantes de Pensilvania y Washington coincidiendo con la visita al país del papa Francisco, al que pidieron que alzara su voz en defensa de los inmigrantes.