AFP y EFE
BUENOS AIRES
Los argentinos elegirán mañana presidente, atormentados por una inflación de casi 140%, con los nervios crispados por una crisis cambiaria y las cuentas públicas exhaustas por falta de divisas, una bomba que buscará desactivar el gobierno que asuma el 10 de diciembre.
La situación demandará un ajuste cuya dimensión comenzará a decidirse hoy en las urnas, coincidieron analistas consultados por la AFP.
El favorito en los sondeos, el ultraliberal Javier Milei, propone directamente dolarizar la economía; la conservadora Patricia Bullrich, achicar el Estado y liberar el mercado de cambios y el peronista Sergio Massa, actual ministro de Economía, hace campaña prometiendo impulsar las exportaciones y el desarrollo con inclusión social. Todos hablan de orden fiscal.
En esta elección, la ciudadanía argentina elige las categorías de presidente y vicepresidente de la Nación, parlamentarios del Mercosur, senadores y senadoras nacionales en las provincias de Buenos Aires, Formosa, La Rioja, Misiones, Jujuy, San Luis, San Juan y Santa Cruz y diputados y diputadas nacionales.
En el caso de que ninguna fórmula presidencial alcance las mayorías necesarias para proclamarse ganadora en primera vuelta se realizará una segunda vuelta.
Los porcentajes de intención de voto medidos por las encuestadoras hacen prever que será necesario celebrar una segunda vuelta electoral, previsiblemente entre Milei y Massa, el 19 de noviembre.
La ley electoral argentina establece que para imponerse en primera vuelta un candidato necesita obtener el 45 % de los votos, o bien el 40 % y diez puntos de ventaja sobre el segundo postulante más votado.
De los sondeos publicados hasta este sábado, ninguno prevé que Milei logre esa posibilidad, pero tampoco ninguna encuestadora fue capaz de vaticinar el caudal de sufragios conquistado por el economista libertario en las primarias (29,86 %), por lo que el escenario no excluye sorpresas en la elección del próximo domingo y que pueda salir vencedor en primera vuelta.
ALGUNOS DESAFÍOS. Aquí cinco desafíos económicos que enfrentarán:
“Da escalofríos hacer las compras, del chango (carrito) pasé a la bolsa y ahora con una mano sobra”, dijo a la AFP Lidia Pernilli, una jubilada de 73 años que acaba de comprar dos bananas a 1.000 pesos el kilo, 1 dólar al cambio paralelo que casi triplica la cotización oficial.
La inflación, de 12,7% en setiembre y 138% anualizada, es de las más altas del mundo. Saltó a dos dígitos en agosto, cuando el gobierno devaluó 20% el peso.
En Argentina prácticamente no hay crédito. En octubre, el Banco Central elevó la tasa de interés para depósitos de 118% a 133% anual para desalentar la huida de los ahorristas al dólar.
Tras décadas de alta inflación, los argentinos desconfían del peso.
Desde 2019 rigen controles de cambio que derivaron en una madeja de restricciones.
El dólar blue, o paralelo, saltó de 850 pesos a 1.050 la semana pasada. A finales de julio estaba en la mitad. La brecha con el dólar oficial, en 365 pesos, es un abismo.
“El dólar puede seguir subiendo porque no hay ancla política”, señaló Elizabeth Bacigalupo, economista en jefe de la consultora Abeceb.
El mercado “piensa que Bullrich o Massa pueden imponer un plan de estabilización, pero lo que propone Milei es disruptivo y hay temor”, acotó.
Las reservas totales del Banco Central rondan los 25.000 millones de dólares. “Pero las netas son negativas en 5.000 millones de dólares y sigue gastando los últimos cartuchos para sostener el tipo de cambio, porque Massa todavía tiene chances de ganar”, evaluó Bacigalupo.
El Banco Central absorbe la fuerte emisión monetaria para financiar el déficit fiscal, con títulos de corto plazo a tasas muy altas.
El mayor desafío será equilibrar las cuentas sin que se produzca un estallido social, en un país con 40,1% de pobreza y 9,3% de indigencia.
Millones de personas reciben subsidios en las tarifas de agua, gas, electricidad y transporte, además de auxilios económicos.
38,5 millones de argentinos están convocados a ejercer el derecho al voto hoy en la primera vuelta electoral.