“Creemos conveniente que ante una intención de estas sean consideradas todas las implicancias que conlleva esta propuesta, los costos, las consecuencias médicas, como efectos secundarios y adversos, la necesidad de seguir un tratamiento repetitivo en la que se necesitan varias aplicaciones en el tiempo, las implicancias sicológicas y por supuesto la cuestión legal y hasta constitucional”, señala el mensaje de los galenos.
Los médicos explican que “castración es un término genérico que se refiere a la suspensión temporal o permanente de la funcionalidad de los testículos”.
“Los testículos son parte de los órganos genitales masculinos, encargados de la producción de la mayor parte de la hormona testosterona y la producción de espermatozoides con fines de reproducción. La testosterona influye en el mantenimiento de los huesos y músculos, en la producción de espermatozoides, en el mantenimiento del deseo sexual, en el estado de ánimo, en la distribución del vello corporal, en la distribución de la grasa, en funciones cognitivas, etc.”, detallan.
Refieren que para la castración química se utilizan medicamentos que requieren un costo mensual (aproximadamente 1.900.000 guaraníes ) y conllevan la aplicación de una medicación inyectable en forma periódica, “además del consumo de una dosis diaria de medicación”.
Citan que las reacciones adversas de estos tratamientos podrían ser “sofocos, astenia, reacciones en sitio de inyección, aumento o pérdida de peso, disminución de la libido, cambios de humor, depresión, cefalea, acné, seborrea, ginecomastia, osteoporosis, diabetes, aumento del colesterol, náuseas, diarrea, atrofia testicular, infertilidad, etc.”.