El que golpea primero, golpea dos, tres, cuatro, cinco y seis veces. San Lorenzo encontró la fórmula para golear en base a un desdibujado Sol de América que sintió el golpe desde el inicio con el tanto de Sebastián Fernández.
Hasta el empate de Walter Clar, el Danzarín estuvo entero, pero lentamente se fue desdibujando del partido hasta caer estrepitosamente.
Antes que pueda recuperarse, el mismo Fernández ya le dio la segunda estocada y a partir de ahí fue un concierto de goles. Cada ataque al arco solense era sinónimo de gol.
Sobre el final, ya con un Sol completamente dominado, el Rayadito se dedicó a desplegar ese juego que lo sabe hacer, tocar y tocar, ante el ole, ole del escaso público que llegó desde la Ciudad Universitaria para apoyar al equipo.