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Mafalda, la niña que burló la censura de la dictadura
La niña que todo lo cuestiona y odia la sopa cumple sus bodas de oro este lunes. Su aparición coincide con una época de cambios a nivel global y la instauración de dictaduras militares en el Cono Sur. ¿Cómo pudo zafar de la censura del régimen y quedar en la memoria de miles de paraguayos? ¿Tuvo influencia en el humor gráfico de este país?
Por Elías Piris | @eliaspiris
Años 60. El "flower power" del movimiento Hippie en los Estados Unidos surgía como alternativa de protesta y activismo pacífico ante la invasión de la principal potencia bélica del planeta a un diminuto país asiático: Vietnam. En Francia los movimientos estudiantiles condensaban a esa masa de jóvenes disconformes que en el 1968 protagonizaría el "Mayo Francés" que puso en jaque al gobierno del otrora héroe de la Segunda Guerra Mundial, Charles De Gaulle. En Liverpool 4 jóvenes con flequillo agitaban el panorama musical con el "Twist and Shout", plantando la semilla de la revolución en la música popular.
En esos años locos, sin sospechar que tenía guardada en el lápiz otra revolución, un delgado mendocino hacía frente al monstruo de aquella gran ciudad enclavada en la orilla del Río de la Plata, y lograba domarlo, como muchos que en esos años fueron a probar suerte desde olvidadas provincias.
La Mafalda de Quino, que este lunes 29 de septiembre cumple 50 años, también cruzó el río hasta llegar a un país pequeño cuya mediterraneidad geográfica y mental le hacía inmune a los cambios que sucedían en ese mundo agitado. Un país manejado al antojo de un rubio general de ejército que perseguía y confinaba opositores, haciendo pensar a más de uno que su gobierno sería una larga noche de la que costaría despertar.
"Basta de Censu..."
En aquel escenario, resultaba impensable que una niña con apariencia inofensiva, pero que con agudeza y simpleza criticaba la guerra y los golpes militares en Argentina, lograría pasar por alto el estrecho filtro de la censura.
Fue justamente la apariencia inofensiva lo que permitió que las tiras de Mafalda no sean censuradas por el régimen, recuerda el humorista gráfico de diario Última Hora, Mario Casartelli.
"La sutileza de Quino superó con creces la bestialidad de los militares y sus censores", comenta el ilustrador.
Esa sutileza y capacidad de Joaquín Salvador Lavado para expresar entre líneas una ácida crítica coyuntural sirvió de influencia para que artistas controlados por la dictadura no caigan en la obviedad, opina el periodista Antonio Pecci.
"Mafalda era considerada por las autoridades de la época una tira infantil, una nena inocente", relata Pecci. "Pero si uno se pone a leer el análisis de esa nena, cae en la cuenta de que son reflexiones propias de un adulto.", rememora.
"Mafalda no es una tira infantil", señala.
Igualmente en su país de origen, Mafalda tampoco fue proscrita por el tristemente célebre "Proceso de Reorganización Nacional", encabezado por el general Jorge Rafael Videla, que con una junta militar tomó de facto el poder en Argentina y además de torturar, perseguir y hacer desaparecer a más de 30.000 personas, prohibió materiales bibliográficos como "El Principito" del autor francés Antoine Saint Exupery, por supuestamente "adoctrinar en la subversión a los niños".
"Los censores no pudieron tal vez comprender la ironía que caracterizaba a Quino. Ese fue uno de los mayores triunfos del dibujante", manifiesta Casartelli.
¿Cuál fue el acto más revolucionario de esa niña con moñito que odiaba la sopa, cuestionaba a sus padres, jugaba con sus amiguitos del barrio y tenía una tortuga llamada "burocracia"?
"Lo más revolucionario de Mafalda es que invita a pensar, a reflexionar sobre lo que está pasando desde un punto de vista pacifista. Mafalda siempre está pidiendo que haya paz en el mundo", apunta Pecci.
Otro mensaje positivo que Mafalda dejó impregnado en la memoria y forma de ser de Mario Casartelli es el del desapego a lo material. "Recuerdo una tira en la que Mafalda muestra a Miguelito el auto de su papá, un Citroen 3CV y le dice: Es uno de los pocos autos en los que lo importante sigue siendo la persona. Son cosas que marcan a uno, viviendo en una sociedad de consumo.."
Aire fresco
Tanto Casartelli como Pecci coinciden en que "Mafalda representó una bocanada de aire fresco en una época de nula libertad de expresión".
Sobre la vigencia de Mafalda, ambos apuntaron que su mensaje continúa vigente porque el mundo actual sigue con los mismos problemas de hace 5 décadas atrás: La pobreza, la hambruna, las guerras, las divisiones, el odio, el racismo, las abrumadoras diferencias sociales.
"Mafalda no solo retrató al mundo de aquellos tiempos, sino que sigue retratando al mundo de hoy, y lo más importante es que lo retrata con coherencia", remarca Antonio Pecci.
50 años pasan volando, pero no para Mafalda, quien gracias a la lucidez de su propio creador fue resguardada del tiempo. Mafalda no envejece, ni pasa de moda. Mafalda seguirá invitando a cambiar este mundo enfermo y molestando a los "viejos vinagres" que piensan que el cambiar al mundo son cosas de juventud. Afortunadamente (para todos) el mundo no cambiará a Mafalda, porque seguirá siendo eternamente la niña que burla la censura de oxidados dictadores.
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