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Brasilia
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, dejó claro ayer que no buscará un tercer mandato consecutivo en las elecciones del 2010 y llamó a los partidos políticos a recuperar la vapuleada credibilidad en las instituciones.
El mandatario, reelecto en octubre para otro periodo de cuatro años, también indicó que luego de forjar una amplia alianza para formar su segundo gobierno, “ahora tenemos que conversar con la oposición”.
El presidente de la República “tiene que ser una especie de
magistrado y él no puede quedar apenas gobernando con los suyos”, dijo Lula en su programa radial semanal.
Cuando un presidente “no tiene más en su horizonte la disputa presidencial, queda mucho más fácil y queda mucho más liviano gobernar el país”, agregó.
Luego que el Partido de los Trabajadores (PT) de Lula fue sacudido por una serie de escándalos por acusaciones de corrupción, dirigentes políticos especularon en que el mandatario buscaría reformar la Constitución para disputar un tercer mandato.
“SALTO DE CALIDAD”. Tras afirmar que “yo no tengo que pensar en elección en el 2010", Lula dijo que era necesario hacer que Brasil diera “un salto de calidad”, y mejorar “las cosas para el pueblo. Es ese el compromiso que quiero compartir también con ellos (los opositores)”.
El presidente dijo que las instituciones del país estaban “funcionando muy bien” y los partidos “necesitan funcionar cada vez mejor”.
Pero señaló que “hay una cuestión de credibilidad política en el país y es necesario que todos trabajemos para reconquistar la credibilidad política en las instituciones, sobre todo en los partidos”.
Los partidos políticos y el Congreso de Brasil fueron sacudidos en los últimos años por escándalos, incluyendo denuncias de que el PT pagaba mesadas a legisladores para que votaran a favor de proyectos del Gobierno.
Según una encuesta del Instituto Sensus, encargada por la Confederación Nacional del Transporte (CNT) y divulgada a principios de mes, el Congreso del país es la institución en que la población tiene menos confianza, con un 1,1 por ciento.
El Gobierno tiene un índice de confianza de apenas un 5 por ciento, detrás de la Iglesia Católica –en primer lugar con un 37,2%–, las Fuerzas Armadas, la prensa y medios de comunicación y la Justicia.
En el mismo sondeo, un 49,5 de los encuestados hizo una evaluación positiva del Gobierno, mientras un 63,7% aprobó el desempeño de Lula, un carismático ex líder sindical.